Alma con cadencia tropical, la música de Oaxaca en el Istmo de Tehuantepec

Un recorrido por la música de Oaxaca y las canciones más famosas del Istmo de Tehuantepec

Hablar sobre la música de Oaxaca en una sola entrega nos resultaría imposible, pues no cabe duda de que la música es la expresión del alma y a lo largo de la historia de la humanidad, casi todas las culturas han dejado en ella registro de sus eventos importantes, emociones y sucesos cotidianos.

Así, la diversidad de la música de Oaxaca la convierte en un tema que da para escribir varios libros. Es por ello que el día de hoy nos enfocaremos en las canciones icónicas del Istmo de Tehuantepec, esta cálida región que se ubica en el tramo más angosto de nuestro querido México. Aunque en este momento no las reconozcas, estamos seguros de que has escuchado por lo menos una o dos piezas de este lugar. Comencemos este recorrido musical lleno de alegría, sensualidad y sabor, pues la vida sin este arte no sería la misma.

Unas breves consideraciones geográficas sobre la música del Istmo

Antes de pasar al meollo del asunto, es necesario que precisemos algunas cuestiones territoriales para trasladar nuestra mente al punto exacto. El estado de Oaxaca cuenta con una Región —con mayúscula, es decir una división político-administrativa— llamada el “Istmo”, que a su vez alberga a los distritos de Tehuantepec y Juchitán.

Dentro de este territorio físico existe una variedad enorme de expresiones musicales. Es por ello que, para facilitar nuestra investigación, cuando nos refiramos al Istmo haremos alusión más bien a la región cultural — con minúscula— y nos moveremos entre Santo Domingo Tehuantepec y Juchitán de Zaragoza.

Más que pensar en una zona geográfica delimitada, es necesario que visualicemos un territorio con fronteras difusas que comparten costumbres, festividades y, por supuesto, música.

Un recorrido histórico-musical por el Istmo

Como en la mayoría de las regiones de México, así como la música de Oaxaca, la del Istmo se vio nutrida por la influencia española. Anterior a la conquista, el lugar era cohabitado por cinco grupos étnicos, principalmente zapotecos, pero también chontales, mixes, zoques y huaves.

Cada uno de estos grupos contaba con una tradición melódica propia, mas con la llegada de los peninsulares, sus ritmos y los europeos se fusionaron entre sí. No olvidemos que los procesos históricos son largos y complejos, así que durante toda la época colonial los géneros musicales se fueron modificando paulatinamente hasta llegar a la forma que conocemos hoy en día.

Y ya que estamos entrados en géneros, revisemos los más comunes de la región. Entre su música típica podemos hallar boleros, chilenas, huapangos, canciones istmeñas, valses y sones. Trataremos de dar ejemplos de todos, pero nos detendremos un poco más en los últimos, los sones, ya que son el orgullo del Istmo y su carta de presentación ante el mundo.

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Una canción para cada ocasión

Boleros. Comencemos con el género más romántico de la región, aunque también suele ser con el que más se sufre, ya que en sus letras se expresa la alegría por un nuevo amor y el dolor por la pérdida de este. El compositor icónico de los boleros istmeños es Jesús “Chu” Rasgado, el creador de la famosa Naila.

Chilenas. Como su nombre lo dice, este género nació en Chile, pero fue llevado hasta Guerrero y Oaxaca por los marinos del país sudamericano que descansaban de su viaje en las costas de ambos estados. Aunque son más comunes en la Costa Chica, las chilenas istmeñas tienen una combinación de nostalgia y alegría que se puede sentir mientras se zapatea al ritmo de la banda.

Huapangos. Estamos acostumbrados a asociar este género con la región huasteca, en el noreste del país, pero en el Istmo también lo podemos encontrar, incluso en otros idiomas, siendo el más común el zapoteco. Ejemplo de un sabroso huapango es Guie’ Cheguiigu’ o La flor de cheguigo, que hace referencia a la Regada de Frutas que se realiza en el mes de mayo en Juchitán.

Canciones Istmeñas. Aunque de primera impresión esta categoría no describe mucho, es una de las más amplias. En ella se engloban las composiciones para guitarra de los muchísimos artistas istmeños. No importa si son cortas o largas, todas salen del corazón; como esta del juchiteco César López titulada Gueela’ má zedará.

Valses. Y para cuando las cosas se ponen un poco más solemnes están los hermosos valses, que fueron un adaptación del género nacido en Austria, pero con todo el sabor tropical. Estas piezas nos hacen vivir lo que se nos está narrando: cuando escuchamos valses como La Paulina no podemos evitar pensar en una istmeña seria y altiva que, como dice la misma pieza, pisa el corazón del pobre desdichado que la canta.

Y llegaron los sones pa’ las velas

Como relatábamos en una entrega anterior sobre el origen de la Sandunga, el son es un género que se vio influenciado por el fandango español y el vals vienés, pero no podría llamarse orgullosamente istmeño si no tuviera ese toque de calidez que caracteriza a los habitantes de la región.

Además, se encuentra directamente relacionado con la figura de la mujer, ya que la belleza femenina a menudo inspira las letras de estas canciones, ya sea para declarar el amor de algún hombre o para reclamar el desamor sufrido por el rechazo. Eso sí, sin excepción alguna, los sones siempre acompañan con su ritmo el suave vaivén de las caderas de una istmeña cuando baila.

Los sones también son los bailes típicos de las Velas, ahora que si parece que estamos hablando en chino checa nuestro artículo sobre estas increíbles fiestas típicas. Además de la Sandunga, entre los sones más conocidos se encuentra La Martiniana, Ramada de buganvilias y la famosísima Llorona.

Como te habrás dado cuenta la música de Oaxaca y en particular del Istmo encarna muchos sentimientos; entre los más comunes se encuentran la solemnidad, el cortejo, la alegría y la sensualidad característica de sus mujeres. En realidad, no importa cuál sea el género, pues podemos tener la seguridad de que con cada una de sus composiciones los istmeños nos entregan un pedacito de su corazón y su alma.

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