Hemos crecido con la idea de que la Historia de México -y la de casi todos los países- fue una lucha constante de buenos contra malos; pero la realidad es mucho más compleja. Los seres humanos somos inagotables, y encasillar con rigidez a los personajes históricos en categorías morales limita el estudio del pasado. Pero, ¿cómo deshacernos de esta idea, si nos la repitieron constantemente durante gran parte de nuestra vida? En Quixe nos hemos hecho la misma pregunta, por eso, hoy traemos para ti algunos datos curiosos de Porfirio Díaz que no conocías.
De notable oaxaqueño a militar, dictador y desterrado, descubriremos juntos aquello que los libros de texto no te contaron. Acompáñenos…
Cosas que no sabías de Porfirio Díaz
Muchos sabemos de este conocido personaje, pero varios de los datos que no se enseñan en la escuela podría cambiar un poco la perspectiva sobre este general y presidente oaxaqueño. ¿Cómo fue que se transformó de un aguerrido y heroico militar a ese terrible tirano que gobernó más de 30 años? Quizá con los siguientes datos tendrás un mejor panorama de la vida del controversial y odiado/amado Porfirio Díaz.
Un cumpleaños muy patriota
Nació en Oaxaca el 15 de septiembre de 1830 y, en funciones como presidente, oficializó este día para unirlo con los festejos de la Independencia de México.
El oaxaqueño trabajador
Huérfano de padre desde los tres años, se vio obligado a aprender varios oficios desde muy pequeño para trabajar y ayudar a su madre, María Petrona Mori. Bajo esas labores forjó un carácter combativo y trabajador que se reflejarían en su servicio al ejército y posteriormente en su gobierno del país.
El militar aguerrido, una de las cosas que no sabías de Porfirio Díaz
Pocos saben que Porfirio Díaz estuvo presente en el escenario histórico desde mediados del siglo XIX. En Oaxaca dirigió importantes batallas, entre las que destacan las de Miahuatlán y La Carbonera, en 1866; pero su triunfo más reconocido fue su victoria sobre los franceses en 1867, con la que recuperó la Ciudad de Puebla. Por su hazaña, recibió el título de “El héroe del 2 de abril”.
Tras sus éxitos militares, Díaz planeó retirarse a la Hacienda de la Noria; pero poco le duró el gusto, ya que el destino le tenía preparado ser uno de los protagonistas de la Historia Nacional.
El opositor revolucionario
¿Te suena el lema de “No reelección”? Estas palabras se hicieron famosas al inicio de la Revolución Mexicana en boca de Francisco I. Madero. Te sorprenderá saber que este lema lo acuñó el mismo Díaz, cuando de joven peleó por la presidencia contra Benito Juárez y Sebastián Lerdo de Tejada.
Mi espada siempre estará lista para defender a la patria. pic.twitter.com/7MJagfBpF6
— Porfirio Díaz Mori (@DonPorfirioDiaz) February 28, 2019
Pero al consolidarse como primer mandatario, en 1876, desechó muchas ideas liberales que había adoptado de los políticos de la Reforma, entre ellas la de la “No reelección”. Díaz pensaba que México, tan lastimado por las incesantes guerras, necesitaba urgentemente la paz y que ésta sólo se alcanzaría bajo un solo mando.
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El presidente progresista
En nombre de la estabilidad, Díaz modificó la Constitución para permanecer en el poder. Durante los más de 30 años que estuvo al mando de la nación hizo innumerables cambios en nombre del progreso. La Ciudad de México vio nacer grandes construcciones, como el Palacio de Bellas Artes y el Palacio Postal. El ferrocarril se convirtió en el principal medio de transporte para trasladarse de un estado a otro. Y se formó una nueva clase media que se involucraría en la vida política de México a inicios del siglo XX.
Pero no todo fue miel sobre hojuelas. El gobierno de Díaz también provocó desgracias, como la represión de los rebeldes yaquis y mayos en Sonora, o de los mayas en la península de Yucatán, pueblos que reclamaban su reconocimiento como comunidades originarias; sin embargo, el proyecto de unidad patria no los contemplaba más que como parte de una gran nación.
El desterrado melancólico: las cosas que no sabías de Porfirio Díaz
En 1908 el presidente afirmó en una entrevista -la famosa Díaz-Creelman-, que México estaba listo para seguir su camino democrático y que no buscaría reelegirse para 1910; pero faltó a su promesa. En ese acontecimiento mandó a encarcelar a Francisco I. Madero, su opositor; así inició la Revolución Mexicana.
Entre el levantamiento de las clases medias y las luchas por la tierra que se daban en distintos lugares del país, la presión para que dejara el cargo se volvió insoportable y el 25 de mayo de 1911 presentó su renuncia al Congreso.
Fue desterrado en Francia donde murió anhelando su regreso a México, no sin antes pedir a su mujer, Carmen Romero Rubio, que trasladara sus restos al Templo de la Soledad en Oaxaca, junto a los de su madre, deseo que hasta la fecha no se ha cumplido.
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