Entrevistamos a don Plácido Hernández y nos contó todo sobre su música matateca y su marca de mezcal.
Por Redacción QUIXE Digital
Fotografía: Carlos Bustamante
El pasado mes de septiembre, en el marco del evento Vive Mezcal 2019 en Oaxaca de Juárez, tuvimos la dicha de entrevistar a Plácido Hernández, productor de mezcal Espina Dorada y conocido en el ámbito musical como el “Bohemio matateco”. Don Plácido es una celebridad en el ámbito mezcalero, tanto en el aspecto mercantil como en el ambiente político que, últimamente, ha generado polémica entre aquellas organizaciones que luchan en el tema de la Denominación de Origen del mezcal oaxaqueño.
VR: Muchas gracias, Don Plácido, por dejarnos entrevistarlo. Para nosotros es un privilegio que nos haya traído a las entrañas de su ser; porque el paisaje, su palenque, forman parte de su ser, de lo que es usted.
Quisiera preguntarle sobre su carrera artística. Sé que ya se han hecho muchas entrevistas de su producción en Espina Dorada y su faceta mezcalera, pero me gustaría saber sobre su música. Cuénteme, ¿desde cuándo toca la guitarra?
Plácido Hernández: Desde que tenía ocho años. Yo crecí en un palenque, en una fábrica de mezcal donde mi padre contrataba a la gente de la región Mixe y ellos tocaban la guitarra, porque la mayor parte de la gente de allá son músicos. Me nació tomar la guitarra, ellos me enseñaron y empecé a tocarla líricamente. Soy un músico lírico, pero yo creo que también lo traemos en la sangre, porque mi abuelo tocaba también la guitarra. Entonces yo creo que ahí fueron fluyendo las cosas.
Y me nació. Formamos un grupo en Matatlán donde me invitaron a ser guitarrista y cantante, hace más de 20 años. Antes de eso, me fui a Estados Unidos, en el 87, ahí iba a concursar en la radio y en los lugares donde había concursos de aficionados. Entonces, yo creo que se trae en la sangre. Aunado a esto, tenemos el amor al mezcal y lo combino, porque tengo canciones en zapoteco que hablan de nuestro origen, que hablan de mi pueblo que es Matatlán, yo creo que todo va unido hacia un objetivo común. Nosotros tenemos que dejar huella en este mundo a través de nuestros ancestros y a través de nuestros hijos, y los hijos de los hijos.
VR: Cuénteme sobre la lengua zapoteca. Tengo entendido que mucha gente que produce mezcal, en la región de Matatlán, entabla acuerdos y vínculos comerciales y de producción en zapoteco. ¿Qué opina de la lengua y la situación en la cual se encuentra hoy?
PH: Yo creo que en Matatlán se conserva todavía, gente menor que yo aún lo habla. Desafortunadamente, hay jóvenes de 17 o 18 años que lo dejaron un poco, yo creo que hoy en día lo están retomando. Ojalá, Dios quiera, que los jóvenes estén en la disposición de seguir la tradición, porque el zapoteco es una dulzura, algo que se trae de la familia, que se trae de los ancestros y creo que es muy importante preservarlo, conservarlo por el bien de nuestros pueblos originarios.
VR: Y cuando usted compone una canción y mezcla las lenguas, ¿qué es lo que busca cuidar de esas canciones?
Plácido Hernández: Yo, por ejemplo, tengo una canción que se titula Mañanitas a mi madre; esa la compuse primero en español, pero trato de cuidar la identidad de la lengua porque es subjetiva. Tienes que acomodarla para que tenga sentido en una canción, no tiene que ir de la mano con el español. A veces tienes que regresar las palabras, es como terminar la palabra en español, pero lo tienes que empezar en zapoteco. Hay una armonía entre hablar el zapoteco y hablar el español, cuando hablas el zapoteco tienes que transmitirlo de una manera más dulce. Yo creo que el zapoteco es una lengua muy bonita y que, desafortunadamente, de generación en generación se fueron perdiendo algunas palabras. Yo quisiera que me permitieran cantarle las Mañanitas a mi madre, en honor a ella que es una mujer muy sabia para nosotros, como todas las madres.
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Como yo le digo a medio mundo, hay que encontrarle la esencia a la vida. Creo que el dinero es muy importante, pero hay que dejar el dinero en espera para tener primero la identidad, la esencia de una familia, de un núcleo, de grupo. Primero es la esencia, y después lo que venga. Porque afortunada o desafortunadamente, somos efímeros, la vida no la tenemos comprada, vamos de paso. Pero a lo que voy es…, hay que ser auténticos, yo trato de ser yo y no quiero imitar a nadie: soy Plácido Hernández Hernández, mi primera lengua es el zapoteco, hablo español, estudié el inglés en Estados Unidos. Yo de hecho fui a la escuela, pero eso no quiere decir que sea más o menos que nadie, simplemente hay que encontrar nuestra propia virtud.
VR: ¿Cuántas canciones tiene compuestas?
PH: Son más de 30 canciones compuestas…
VR: ¿Las tiene escritas?
PH: Las tengo escritas y, también, tengo más de 20 registradas. Y las otras están en proceso de registro, no las he cantado. Las que he cantado son las que ya están en registro en el INDAUTOR
VR: Hay que cuidar mucho la autoría, sobre todo por el zapoteco, porque hay que mantener ese control, luego hay gente que puede usar las canciones.
PH: Claro. Yo creo que hay que cuidar nuestra identidad, es como el mezcal, hay que cuidar la magia del maestro mezcalero, que el mezcal siga estando en manos de los productores. Es una situación algo compleja, pero hay que cuidarlo.
VR: Y sobre las letras de las canciones que hablan sobre el mezcal, cuéntenos un poco sobre la fusión de usted, que es productor y maestro mezcalero, con el mundo de la música, de la composición, la guitarra y el canto.
PH: Yo creo que va aunado, porque producir mezcal es meramente un arte, yo creo que la poesía, o el escribir en general, es como una magia. Es como un artista que pinta, tiene un momento para pintar, quizás, cuando se oculta el sol o, quizás, cuando va amaneciendo. Todo tiene un momento determinado para escribir una canción: yo he compuesto canciones después de tomar un mezcal, es algo que te saca todo lo que tienes el alma, ese veneno que tienes en el fondo del corazón, todas tus emociones las avientas al universo, porque es tan bonito que empiezas a componer. Yo trato de hacer eso, empiezo a acordarme de un suceso.
Por ejemplo, compuse esta canción que se llama México de mis amores, que habla de que tenemos que cambiar nuestra conciencia, hacer una revolución, pero no una de armas sino una de conciencias; de no robar, de ayudar al hermano, de que el gobierno enseñe a la ciudadanía a que ellos sepan pescar y no a solo darles el pescado.
Todas esas situaciones van de la mano y el mezcal es algo que me ha apasionado desde niño, porque viví y sentí su aroma, y lo combino con la guitarra y con mi amor a la luna y a las estrellas. Yo me pregunto ¿Qué somos en este mundo? Una hormiguita del universo. Me dijo mi abuelo, “¿ves esa hormiga que va allá?”, y yo le respondí que sí, a lo que él contestó: “pues alguien más nos ve así, nada más que no tenemos la capacidad de verlo”. Yo creo que hay que buscar ser feliz y hacer felices a otros.
VR: ¿Cuántos discos tiene hoy en día?
PH: Solamente uno, pero voy a hacer una recapitulación de todas las canciones que más le gustan a la gente, para sacar un disco de unas 20 canciones.
VR: Usted dice que crear mezcal es un arte, ¿nos puede explicar un poco de qué concibe como arte?
PH: Yo digo que es como un arte porque desde el momento en el que cueces el maguey se lo transmites a la planta que vas a cocer. Muchos de nosotros ponemos una cruz, o curamos el horno, por eso le llamo arte. Al momento de destapar el agave sacas el maguey, que es de la tierra en la que tardó tantos años, 8 o hasta 10 años una sola planta; y, posteriormente, procesarla, triturarla, estar chiflando al triturarlo, estar ahí detrás del caballo, como dice mi canción: “en un palenque, el palenquero sueña con las gotas de mezcal”.
En la fermentación, posteriormente, también tienes que tenerle amor, porque tienes que menear la tina y cantarle bonito para rinda más el agave. Y en la destilación tienes que llevar el proceso como debe ser, despacito, para que el producto tenga buen sabor. Entonces es un arte porque las manos del hombre influyen bastante en el proceso.
VR: Y es un estímulo de muchos sentidos. Por lo visual, por el agave que es verde, tiene sus texturas, las pencas tienen un diseño, el olor de las piñas cuando salen del olor, supongo que ha de ser delicioso, se estimulan todos los sentidos.
Plácido Hernández: Así es, el gusto, el amor, el cariño. Cuando sale la primera copa de mezcal es un deleite saborearla; eso es lo más bonito.
VR: ¿Nos muestra su canción?
PH: Nada más ahorita que me traigan mi mezcal, es que sin mi mezcal no canto. A veces digo que no soy yo, es el mezcal.
VR: O sea, ¿su arte es por el mezcal?
PH: Sí. A veces me dicen “qué bonito cantas”. Y yo les digo que no soy yo, que es el mezcal.
VR: ¿Usted cree que el espíritu del mezcal es el que sale cuando canta?
Plácido Hernández: Ayuda bastante, porque nos pone mágicos. Pero hay que tener mucho cuidado con tomar de más.
[Anexo]
Mañanitas a mi madre
Recuerdo que de niño me guiabas de la mano ¡Oh, Madre querida!,
y entre tu regazo yo me acurrucaba cuando era yo niño.
Con mis travesuras yo te acontentaba o te incomodaba ¡Oh! Madre querida,
y así fui creciendo con sabios consejos que siempre me dabas.
Hoy por ser tu día el alma se esmera
para complacerte con un nuevo día.
Hoy vengo a cantarte con mucha alegría
estas mañanitas ¡Oh, Madre querida!
El sol va saliendo y el cielo se enciende,
las flores se visten de gala y color,
deseo que la pases feliz y contenta,
aquí entre los tuyos hoy por ser tu día.
El cielo se viste de lindas estrellas,
la luna es más bella hoy por ser tu día,
te traigo estas flores madrecita mía,
hoy por ser tu día que Dios te bendiga.
Agradecemos a Don Plácido por otorgarnos su permiso para la producción audiosivual aquí adjunta, así como para difundir su canción dentro de nuestros intereses como promotores de la cultura.
Antes de irte a escuchar la música de don Plácido Hernández, échale un ojo a: Los mezcales más caros