Conoce la historia de la orden de los mercedarios en Oaxaca y la construcción del templo dedicado a la Virgen de la Merced
Adentrarse en la historia de la evangelización de Oaxaca es realmente sorprendente. En ocasiones anteriores hemos conocido construcciones que pertenecieron a los jesuitas, dominicos y carmelitas. El día de hoy te invitamos a conocer otro inmueble que forma parte del patrimonio cultural y espiritual del estado, el templo y exconvento de la Merced en Oaxaca.
Resulta casi increíble creer que durante la época colonial llegaron distintas órdenes y congregaciones religiosas y que cada una erigió un templo, un convento o una escuela para llevar a cabo su misión evangelizadora. Revisemos algunos antecedentes para ver a qué se dedicaba la orden que fundó el convento que desglosaremos aquí.
En búsqueda de la liberación de los cautivos: el origen de los mercedarios
La Orden de la Merced nació en Barcelona en el s. XIII. Su fundador, San Pedro Nolasco, tuvo la idea de crear una congregación que se dedicara a liberar a los cristianos cautivos por los musulmanes, ya que corrían el riesgo de perder su fe a consecuencia de las condiciones de esclavitud. Los miembros de la orden se comprometían incluso a dar su vida para salvar la fe e integridad de los demás.
Tras ser aprobada en 1235 por el papa Gregorio IX, se reconoció oficialmente como la Real y Militar Orden de Nuestra Señora de la Merced de la Redención de los Cautivos, pero de forma coloquial se les conoció como frailes mercedarios. Si bien esta orden nació para solucionar una situación específica, pronto se fue adaptando a las diferentes circunstancias espacio-temporales; sin embargo, su objetivo siempre fue proteger la libertad de quienes estaban en riesgo de perderla.
787 años de la confirmación pontificia de la #OrdenDeLaMerced x la bula «Devotionis vestrae» del pontífice Gregorio IX, el 17 de enero de 1235 en Perusa dando así cumplimiento a la obra de redención de #SanPedroNolasco fundador de la #OrdenMercedaria. #veamishermanos #mercedarios pic.twitter.com/TGMwfRU2Gf
— Luis Callejas Rguez-Palmero (@luiscallejas75) January 17, 2022
¿Quieres conocer más iglesias de Oaxaca? Quizá te pueda interesar: La iglesia de Cuilapam, la historia detrás del templo.
El papel de los mercedarios en la Nueva España
La presencia mercedaria en la Nueva España fue muy temprana, ya que el capellán de Hernán Cortés, fray Bartolomé de Olmedo, era miembro de la orden. Él se dedicó a predicar a los naturales la Santa Doctrina y también se le atribuye el bautizo de los señores de Tlaxcala; esta fue la primera manifestación de la evangelización en la colonia y posteriormente llegaría una comitiva de frailes franciscanos para llevar en forma el proceso de conversión religiosa.
Hacia finales del s. XVI llegó un grupo de mercedarios que comenzó la evangelización organizada con el carisma de la redención de los cautivos, objetivo que se adaptaba a las circunstancias de espacio y tiempo, por lo que en la Nueva España los mercedarios pusieron especial énfasis en proteger a los trabajadores indígenas de los abusos de los peninsulares.
La construcción del templo y exconvento de la Merced en Oaxaca
A comparación de otros conventos, como el de Santo Domingo o el del Carmen Alto, existe poca información sobre la edificación del Templo de la Merced. Su construcción inició oficialmente en 1598, en el mismo lugar donde se encontraba una ermita dedicada a San Marcial y en el siguiente siglo se dio por terminada. Como era de suponerse, esta iglesia fue la que dio nombre al barrio en el que se encuentra.
Su fachada consta de cuatro cuerpos en la parte central; a diferencia de otros templos, no cuenta con demasiados adornos, pues el protagonismo se lo lleva la escultura tallada en piedra de la Virgen de la Merced, que se encuentra al centro, pero pareciera que el sencillo aspecto del exterior no concuerda con la decoración interior, que muestra su belleza en cada detalle.
Si ya te picaste con los barrios de Oaxaca, échale un ojo al Barrio de Jalatlaco, uno de los lugares más inspiradores del mundo.
La consolidación de la belleza a través de los siglos
Al igual que otras construcciones novohispanas de la ciudad, la planta se encuentra compuesta por una nave central y capillas laterales. Cada capilla está decorada por un nicho que alberga una figura de bulto y que se encuentra enmarcado por un arco de medio punto. El principal atractivo de la decoración interior recae en la pintura, que aunque data del s. XX, logra resaltar la belleza del templo. Las grecas, composiciones y colores permiten que esta construcción destaque como la joya colonial que es.
Una joya sin esplendor
Desafortunadamente, este templo se encuentra cerrado al público desde el año 2012, debido a problemas en su estructura. El principal motivo del daño fue la reconstrucción inapropiada de una cúpula que se vio agravada por los sismos, pues en 1938 esta se reelaboró de concretó, a diferencia de las originales que son de mampostería.
Si lo vemos con una perspectiva cercana a la conservación de inmuebles históricos, esta obra de buena fe trajo más problemas que beneficios, ya que con los movimientos telúricos posteriores los muros y las otras cúpulas se lastimaron al chocar con las toneladas de peso que representa el concreto. Como medida de prevención se apuntalaron algunos arcos y muros para evitar que la construcción se viniera abajo, pero actualmente las obras se encuentran suspendidas, ya que para salvar la iglesia es necesario tirar la parte que originó los daños.
Aunque este templo se encuentra en esta lamentable situación sigue dando servicio; se ha adaptado el claustro del convento para que los feligreses puedan asistir a misa y practicar su devoción a la Virgen de la Merced. Si quieres visitarlo solo tienes trasladarte hacia la intersección de Av. Independencia y Manuel Doblado. El templo principal está cerrado, pero este monumento histórico tiene mucho que ofrecerte.
Ahora que conoces más sobre el Templo y exconvento de la Merced, quizá te interese darle un recorrido a las iglesias del centro de Oaxaca: ¿Estás en el Centro de Oaxaca? Cinco iglesias que no te puedes perder