“Si quieres ser universal, habla de tu aldea” es una frase que leí hace mucho tiempo, cuya autoría Internet la divide entre León Tolstoi y Antón Chejov. Más allá de esta disputa, la oración tiene razón, no hay mejor forma de hacer un comentario sobre el mundo que contando nuestra experiencia en él. Miguel Sánchez Cáceres “Migotas” lleva esta máxima como su bandera.
Su obra mezcla elementos de su contexto y sus raíces -cultura zapoteca, hip hop, boxeo, animales, historia, mitologías-, juega con ellos, los resignifica para acentuar ciertos rasgos o darles la vuelta. Su finalidad: la crítica, la imagen que arde, que rompe la indiferencia.
El inicio de su historia
Aunque nació en Oaxaca, su familia proviene de la población zapoteca Baltazar Chichicapan; se crió en la colonia Llano Verde, un barrio perteneciente al municipio de Santa Cruz Amilpas, donde la mayoría de sus habitantes son oriundos del mismo pueblo.
Se considera un artista multicultural. Además de sus raíces indígenas, en él influyen la vida en la ciudad, la música (toca el acordeón y compone hip hop) y la formación académica. Todo esto crea un sustrato que podría parecer difícil de encajar o hasta contradictorio, pero ensambla los elementos con naturalidad y se ve reflejado en su obra de manera armónica y coherente.
Con estos antecedentes podemos comprender su tendencia al sincretismo; ya que su vida ha sido la de conciliar, acomodar, combinar y articular culturas, imaginarios ajenos con los propios -aprehenderlos, seleccionarlos, descartarlos-. Como la de mucha gente que emigra o cuyo origen o raíces son de otro lugar, Migotas ha debido adaptarse y reivindicarse para mantener una identidad, mientras toma símbolos de otras culturas que hacen lo mismo.
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El hip-hop y la obra de Migotas
La apropiación es una forma de integración, pero no al azar sino con una especial congruencia. Para él, uno de los ejes de su obra es el cuestionamiento al poder y al uso del poder; sus creaciones son como una versión visual del hip hop -como “palabra rima”- que reflejan su realidad y el mundo en donde vivimos.
Su gusto por el hip hop y el rap dotan de una estructura similar a su obra; mientras que el género musical utiliza las palabras para generar conceptos y luego imágenes, la obra de Migotas utiliza el mismo camino pero en sentido inverso: imágenes que generan conceptos.
La escucha y práctica de esta música ha dotado a su trabajo de una estética clara y directa, con una identidad propia, que es de las cosas más difíciles de lograr para cualquier artista. Para él, su formación de músico ha sido vital, ya que le proporciona una forma diferente de articular lo cotidiano.
El valor del sincretismo
Migotas entiende el arte como una forma de liberación. Con numerosas influencias, reconoce que existe la de su pueblo, y el estar consciente de esto le permite jugar con los significados de sus diferentes estratos culturales. Puede ir a contracorriente cuando lo considera necesario, ya que todo su bagaje lo influye, pero no lo determina.
El valor de la obra de Migotas consiste en recordarnos que el mundo no es uno sino muchos, que su riqueza es producto de la riqueza de las personas que lo habitan. La palabra universal significa que pertenece o se refiere a todos los países, a todos los tiempos, a todas las personas o a todas las cosas. Cada una de nuestras voces, experiencias y formas de ver el mundo reflejan el significado de lo universal; no se trata de plasmar una generalidad de lo que creemos que somos y configurarnos a partir de una idea que todos debamos reflejar o ser. Es justo lo contrario, todos somos universales por el hecho de ser.
El trabajo de Migotas se exhibirá desde el primero de julio en la exposición colectiva de NN Galería: www.nngaleria.com/ Ig: @nn.galeria
Para más información sobre el artista, en Ig: @migotas y en YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=WKZW1-IGqQg
Antes de irte, échale un vistazo a: Inari Resendiz: La construcción del arte y el ser
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