Armando García Núñez, el paisajista oaxaqueño del siglo XIX

La delicadeza de sus paisajes mereció tantos reconocimientos que despertó fuertes molestias entre sus contemporáneos.

Descubrir la vida y obra de Armando García Núñez, es hacer un viaje por el tiempo a través del arte de Oaxaca; ya que fue uno de los paisajistas más destacados del siglo XIX. Con sus creaciones, este artista desafió las corrientes modernas y se aferró firmemente a su estilo único, dejando una huella perdurable en la historia del arte oaxaqueño.

 

Armando García Núñez, su comienzo como paisajista

Armando García Núñez nació en Oaxaca en 1883. Después de una breve estancia en San Luis Potosí, donde cursó sus primeros estudios, se trasladó a la Ciudad de México en 1900. Allí ingresó a la Academia de San Carlos, donde perfeccionó su arte bajo la tutela de los maestros Antonio Fabrés y Germán Gedovius. Pero fue su encuentro con el distinguido paisajista José María Velasco lo que moldeó su destino artístico. Desde entonces, García Núñez se convirtió en un devoto del paisaje, una pasión que marcaría el rumbo de su carrera.

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El despegue de una carrera estelar

En 1911 García Núñez culminó su formación académica, mismo año en que el presidente Francisco León de la Barra le otorgo una beca para viajar a Europa por sus invaluables méritos artísticos. En Madrid y París se sumergió en el estudio de los grandes maestros, realizando copias de obras clásicas en museos como El Prado y el Louvre.

Armando García Núñez, «Marina»

Su regreso a México en 1914 marcó el inicio de una prolífica carrera artística. Expuso sus trabajos realizados en Europa en la Academia de Bellas Artes y comenzó su labor como docente, impartiendo clases de dibujo anatómico y de paisaje en diversas instituciones educativas. A pesar del surgimiento del Muralismo mexicano y la influencia de corrientes artísticas contemporáneas, García Núñez se mantuvo firme en su compromiso con el paisaje y el impresionismo, rechazando abiertamente la pintura moderna y abrazando la escuela clásica.

 

El legado de García Núñez

A lo largo de su carrera, exploró diversas técnicas y estilos, pero fue en la pintura de paisajes donde alcanzó su máxima expresión artística. Sus obras se distinguen por una meticulosa atención al detalle, transmitiendo una sensación de calma y contemplación que invita al espectador a sumergirse en la belleza de la naturaleza.

Armando García Núñez, «Peñón».

La delicadeza de sus paisajes mereció tantos reconocimientos que despertó fuertes molestias entre sus contemporáneos, como lo fue el propio Dr. Atl y otros muchos intelectuales y artistas de la época, recelosos del constante elogio a sus trabajos. Hoy en día, sus obras se exhiben de forma permanente en varios museos y galerías, principalmente en México, Estados Unidos, Francia y España. García Núñez es un referente permanente en el MUNAL, de la Ciudad de México, también en el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca y en muchas otras colecciones privadas desde las cuales se prestan sus obras con el único motivo de exhibición.

 

Armando García Núñez dejó este mundo en 1965, pero su espíritu vive eternamente en cada pincelada que adorna los lienzos del paisajismo mexicano. Su contribución al arte es innegable, y su influencia se extiende mucho más allá de las fronteras de su tierra natal, dejando una marca indeleble en la historia del arte y del paisajismo.

 

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