por Teresa Cortés
A todos aquellos que de su frustración han hecho maravillas.
El 7 de mayo de 1824, el Kärntnertortheater de Viena se iluminaba una vez más. En él se habían estrenado obras de famosos compositores como Antonio Salieri, Carl Maria von Weber y el mismo Wolfgang Amadeus Mozart. Sin embargo, en esta ocasión, los asistentes al evento compartían una misma incertidumbre. Presenciarían una obra que prometía ser formidable. El único inconveniente es que había sido escrita por un hombre completamente sordo. El programa del concierto anunciaba un par de obras del famoso compositor Ludwig van Beethoven; su obertura Die Weihe des Hauses, una parte de su Missa Solemnis y, la pieza que protagonizaba el concierto, su Sinfonía Nº 9 en re menor “Coral” (op. 125).
Este tiempo de confinamiento en casa debido al virus SARS-CoV-2 ha significado cambios en la rutina de muchos de nosotros. A mí, me ha tocado trabajar desde casa y, mientras lo hacía, me propuse escuchar cada día a un autor clásico diferente.
Cuando llegó el turno de Ludwig van Beethoven, me encontré en una situación especial: su música me animaba a seguir trabajando. Quien haya experimentado el home office entenderá que no siempre se cuenta con los ánimos o la disciplina suficiente para poder laborar constantemente. Sin embargo, las sinfonías de Beethoven transformaron esa atmósfera, tornándola óptima para esforzarme y cumplir mis objetivos diarios. Al escucharlas, sentía cómo brotaba energía desde mi interior y se convertía en una pasión que, a ratos, se reflejaba en bruscos movimientos con mis manos al aire, como si fueran descargas eléctricas que me ayudaban a continuar con mis deberes.
Fue ahí donde, entre otras menos claras, me surgió esta cuestión: ¿cómo podía transmitir tanta energía y emociones en sus sinfonías este autor? Para compartir mis reflexiones, me centraré en la última de ellas, la Nº 9 “Coral”, de donde se ha tomado el fragmento conocido como Himno a la alegría.
Con el paso del tiempo, dicha sinfonía se relacionaría con la siguiente leyenda (Altozano, 2019): un músico sordo, con temperamento difícil, compone una obra que posteriormente sería un himno a la paz para toda la humanidad. Pero, antes de pasar a ello, hagamos un breve recorrido por la historia clínica del músico de Bonn para ponernos en sintonía con su proceso creativo.
Aunque desde pequeño fue enfermizo dado que a los cinco años fue diagnosticado con asma, sus problemas de salud fueron aumentando con el tiempo. Esto, aunado a problemas de violencia intrafamiliar (García, 2002, p. 134), parecía ser el origen de su mal carácter.
Su problema de sordera inició cuando tenía 27 años. Primeramente, dejó de escuchar los sonidos agudos y fragmentariamente alcanzaba a entender algunas palabras emitidas en sonidos graves. Pero esto no era suficiente para hilar una conversación, y terminaba enojándose por la desesperación de no poderse comunicar. Comenzó también a escuchar un zumbido agudo y constante, mejor conocido como tinnitus.
En repetidas ocasiones intentó percibir la música con un poco de ayuda. Usó cornetas acústicas (Figura 1) e incluso conectaba el piano a su dentadura por medio de un hilo para intentar oír a través del oído interno. Pero su problema, ahora catalogado por la medicina moderna como hipoacusia neurosensorial (Miranda, 2018) afectó a todas las partes del oído, y sus intentos por escuchar resultaron inútiles.
A esto se le añade su historia amorosa, en la cual no me detendré demasiado. Aunque Beethoven nunca se casó, dentro de su biografía figuran un par de mujeres de las cuales se enamoró, pero en ninguna ocasión fue plenamente correspondido. Su soltería se convirtió en un enigma y alimentó la construcción de su figura solitaria y malhumorada. No en vano, la mayoría de los retratos o ilustraciones de Beethoven nos muestran a un hombre de rostro áspero y semblante descuidado, acompañado de su cabellera desaliñada. (Figura 2)
Su personalidad, en conjunto, se podía ver reflejada en sus creaciones. Sin irnos muy lejos, la fuerza con que inicia el primer movimiento de su 5ª sinfonía habla por sí misma. (Video 1)
De alguna manera, mi incógnita acerca de cómo Beethoven podía transmitir tanta energía y emociones en sus sinfonías, quedó resuelta. Mi atención se centró en su proceso creativo, en la pérdida de su audición y en la frustración que, seguramente, sintió al tener que aceptar sus limitaciones. Aun así, retomando para el cuarto movimiento el poema An Die Freude de Friederich Schiller, creó una las obras musicales más grandes dentro del mundo occidental: su Novena Sinfonía (Video 2). Es una obra que toca las fibras más sensibles de quien la escucha. A mí me hace llorar -aunque, para quien me conozca, eso quizá no sea una referencia dada la frecuencia con la que me conmuevo.
Esta obra ha sido un himno para la libertad y la paz mundial. En 1989, tras la caída del muro de Berlín, se interpretó bajo la batuta del director Leonard Bernstein, quien decidió cambiar la palabra Alegría (Freude) por Libertad (Freiheit) dado el significado de aquel momento histórico (maya, 2019). Por otro lado, el himno de la Unión Europea es un extracto de esta sinfonía, la melodía del motivo principal del cuarto movimiento, un arreglo que corrió a cargo del director Herbert von Karajan.
Acercarme a lo que se sabe de la vida de Beethoven ha sido solo un intento de empatizar con el autor, de comprender su mundo. Y, aunque no he sido la única en intentarlo, tengo claro que nunca podré meterme en su cabeza o su corazón; no es mi propósito. Tan solo tenía la inquietud de dar una posible respuesta a esa cuestión que me había apasionado tanto.
Coincido con el director Íñigo Pirfano, quien propone que la Novena Sinfonía de Beethoven es una alegoría de la vida misma. Un individuo, al nacer, inicia de forma tranquila y conforme avanza se topa con situaciones difíciles que provocan miedo, enojo e incertidumbre (A Kiss for all the World, 2016). Y, aunque resuelva estas dificultades y disfrute de la vida, irremediablemente llega una etapa en la que el individuo se topa consigo mismo y no tiene más remedio que mirarse. Llega el punto en que le toca abrazar sus más oscuras sombras; algunos otros lo llamarían tocar fondo: un lugar lúgubre en donde uno mismo solo se encuentra con la tristeza, el miedo, el enojo y la frustración. Quien se ha permitido estar ahí logra comprenderse y comprender a quienes lo rodean. Resplandece y forma parte de la explosión, de ese Canto a la Alegría, y en un acto de amor a la humanidad se entrega completamente. Ahí, después del encuentro propio, es donde todos los seres humanos vuelven a ser hermanos.
Es por medio de su obra maestra que Beethoven nos cuenta su vida. De ahora en adelante, cuando lo escuche, me seguiré admirando de su genio creativo. Pero estaré doblemente admirada -e incluso conmovida- por el hecho de que este genio haya logrado convertir lo que parecía ser el fin de su carrera y de su vida en el inicio de algo que, probablemente, él mismo nunca imaginó.
Bibliografía
Altozano, J. [Jaime Altozano]. (2019, enero 24). Beethoven y el secreto de la melodía más famosa del mundo | Jaime Altozano [Archivo de video]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=0DuXjdkAYrg
hipoacusia neurosensorial | Cochlear. Hear now. And always. Consultado el 7 mayo 2020, obtenido de https://www.cochlear.com/es/home/understand/hearing-and-hl/what-is-hearing-loss-/types-of-hl/sensorineural-hearing-loss
García, J. (2002, agosto) Genio y Drama: La Sordera de Beethoven. Revista MEDICINA. 132-135. Recuperado de http://revistamedicina.net/ojsanm/index.php/Medicina/article/view/59-8/723
maya. (2019, noviembre 9) A 30 años de la caída del muro de Berlín. Recuperado de https://elmaya.mx/a-30-anos-de-la-caida-del-muro-de-berlin/
Miranda, M. (2018, enero) Ludwig van Beethoven, el genio de Bonn atormentado por sus enfermedades: su historia médica. Revista médica de Chile. Recuperado de https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?pid=S0034-98872018000100091&script=sci_arttext&tlng=en
A Kiss for all the World. (2016, julio 30). DOCUMENTAL – 9ª Sinfonía de Beethoven. Una explicación [Archivo de video]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=7grlCC6_FVI
Teresa de los Ángeles Cortés Villa es pasante de la licenciatura en Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Forma parte del Seminario Permanente de Historia y Música en México de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Actualmente forma parte del equipo de Redacción Digital QUIXE.