Conozcamos juntos la historia de la iglesia del Carmen, Oaxaca, y la relación que tienen con la máxima fiesta del estado: la Guelaguetza.
En entregas anteriores hemos hablado sobre las labores evangelizadoras y los templos de los dominicos y los jesuitas, ahora toca el turno a la Orden del Carmelo Descalzo, mejor conocidos como carmelitas. El día de hoy conoceremos cómo llegaron a estas tierras, se instalaron en ellas y levantaron edificaciones religiosas cuya belleza nos deja sin aliento; un ejemplo de sus majestuosos edificios es la iglesia del Carmen, Oaxaca, con sus templos alto y bajo. Sin más preámbulo, comencemos esta emocionante aventura.
Presencia carmelitana en la Villa de Antequera
La Orden del Carmelo Descalzo llegó a la Nueva España en 1585. La misión estaba conformada por diez frailes, quienes después de un año fundaron la primera comunidad de América, con su templo de la Ciudad de México.
A Oaxaca llegaron poco más de un siglo después, en 1696, pero se instalaron rápidamente, ya que su convento, que se conocería como el Carmen Alto, se había comenzado a construir varias décadas antes. Esto dio pie a que la sociedad de Villa de Antequera los aceptara sin muchos problemas y se adaptara a su espiritualidad y sus festividades.
Si quieres conocer más sobre las iglesias de Oaxaca da clic aquí: La Basílica de la Soledad en Oaxaca: una joya barroca
La Iglesia del Carmen Bajo
Aunque dentro de la historia de la orden en Oaxaca es más reconocido el Templo del Carmen Alto, dedicaremos un par de líneas a la Iglesia del Carmen Bajo. Esta construcción data del s. XIX y se encuentra entre las actuales calles de Morelos y Porfirio Díaz, muy cerca del zócalo.
Esta fue la misma razón por la que los frailes no ocuparon ese predio para vivir, ya que acostumbraban instalar sus conventos un poco más lejos del centro de la ciudad; y para el trazo urbano de la época colonial, el Templo del Carmen Alto se encontraba a una distancia excelente.
De cualquier manera, la Iglesia del Carmen Bajo se mantuvo con su administración. Anteriormente había sido una capilla dedicada a las “Lágrimas de San Pedro”, pero un incendio acabó con ella y fue edificada la construcción que conocemos hoy en día.
Su principal diferencia con el otro templo es que a este asistía población indígena, en contraposición de las comunidades de españoles que conformaban la feligresía del Carmen Alto.
El Templo del Carmen Alto
El terreno de tan magnífico edificio fue donado por el ayuntamiento; las obras de su construcción se terminaron a mediados del s. XVIII. La entrada principal a esta joya arquitectónica se localiza en la actual calle de García Vigil, y un gran portón se convierte en la antesala de los arcos que nos introducen al templo. Vale la pena repetir que a este convento asistían comunidades de españoles, por lo que sus jugosos donativos patrocinaron la construcción del maravilloso inmueble.
En la época de la Reforma fue expropiado por el gobierno y sus instalaciones se utilizaron como cárcel y cuartel. Hacia el final del s. XIX, el obispo Gillow adquirió una parte del edificio, por lo que actualmente alberga la sede de la Arquidiócesis de Antequera Oaxaca.
Con la ausencia de los carmelitas se dividió el resto del convento y, al ser propiedad federal, se destinó a constituir el Registro Civil, otras oficinas gubernamentales y las primarias Benito Juárez y Gral. Antonio de León.
Tradición que dio pie a la Guelaguetza
Existe una relación entre los festejos del Templo del Carmen Alto y la celebración de la Guelaguetza. La Virgen del Carmen, patrona de los carmelitas, se festeja el 16 de julio de cada año. Durante la época colonial, diversos grupos de peninsulares y criollos que asistían a misa constantemente comenzaron a reunirse para celebrarla de forma particular.
El evento consistía en realizar una especie de día de campo a las faldas del Cerro del Fortín; este tenía lugar el lunes posterior a la fiesta de la Virgen. De ahí se acuñó el título de “los lunes del cerro” y la fecha se heredó a las celebraciones de la Guelaguetza, solo que en la actualidad inicia desde un lunes anterior al 16 de julio. Durante la primera mitad del s. XX se formalizó esta gran fiesta que promueve la riqueza cultural de las distintas regiones de Oaxaca.
Ahora que ya conoces los dos templos del Carmen y su relación con la Guelaguetza, ¡no dudes en visitarlos! Comprueba una vez más que Oaxaca tiene atractivos para todos los gustos y que cada destino es un pretexto para seguir conociendo la riquísima oferta cultural que este bello estado tiene para ti.
Antes de que corras a visitar la Iglesia del Carmen, Oaxaca, échale un vistazo a Yanhuitlán: Historia, magia y tradición en la llanura