El tema Dios nunca muere es considerado el segundo himno de Oaxaca. Sus compases se entonan sin falta cuando fallece un ser querido. Por esta canción es mundialmente reconocido el nombre de Macedonio Alcalá, su compositor. Pero su vida y obra no se limitan a este vals, y es por eso que hoy conoceremos a profundidad las andanzas de este prolífico autor.
Los primeros años, donde nació su amor por la música
Nuestro personaje nació en Putla, Villa de Guerrero, Oaxaca, el 12 de septiembre de 1831. Durante su infancia se dedicó a ayudar a su padre en las labores del campo. Ahí, en medio de la naturaleza, no vivió muy cercano a la música, pero no desaprovechaba ninguna oportunidad para escucharla, es por ello que gustaba de asistir a reuniones y eventos sociales.
Recién entrada su adolescencia decidió que quería aprender a ejecutar tan maravilloso arte, así que buscó clases particulares de música. Estas no eran baratas, por lo que se esforzaba mucho en su trabajo como campesino, doblando jornadas y haciendo trabajos extra para poder pagarlas.
La juventud, su acercamiento al mundo profesional
Macedonio fue muy diestro a la hora de tocar instrumentos; y no solo uno, sino que aprendió simultáneamente a ejecutar el órgano, el piano y la guitarra; además abarcó toda la familia de cuerda frotada, es decir, el violín, la viola, el violoncello y el contrabajo. También se instruyó en poesía, redacción y composición musical.
El joven se armó de herramientas para el mundo profesional y laboral, mismas que le valieron una beca, otorgada por el Gobierno de Oaxaca, para continuar con sus estudios, ni más ni menos que, en la Capital del país.
Los mejores años, cuando alcanzó la fama
Ya nutrido del saber de la Capital regresó a su natal Oaxaca y se integró a la Sociedad Filarmónica Santa Cecilia, misma que daba a conocer la obra de los compositores regionales en las fiestas cívicas y religiosas de los pueblos aledaños. Las creaciones de nuestro autor no fueron la excepción y se volvieron famosas en poco tiempo, por lo que lo contrataban para amenizar eventos en establecimientos y restaurantes, tocando el violín o el piano.
Su vida profesional alcanzó el culmen cuando fue nombrado director de la Banda de Música de Oaxaca; además tenía un conjunto que era solicitado por todo el estado, tanto que a veces no se daba abasto con los contratos. Todos querían escuchar la música que interpretaba el Mtro. Alcalá.
La madurez, su prolífica obra
Además de ser un gran músico, Macedonio fue conocido por sus composiciones. Canciones como Acuérdate de mí, Crepúsculo, Isabel y Solo Dios en el Cielo gustaron sobremanera al público. Desafortunadamente su legado es poco conocido y se ha visto eclipsado por su más grande obra Dios nunca muere; pero todavía nos falta un poco para llegar a ella.
Por esos años su fama fue tal que logró el sueño de todo músico que residía en provincia: ir a tocar a la Ciudad de México. Anteriormente lo había hecho como estudiante, pero en esta ocasión lo hacía como director de su conjunto, se había convertido en uno de los pocos que alcanzaba tan grande aspiración.
El retiro, su enfrentamiento con la pobreza
Cuando Macedonio Alcalá se casó se fue a vivir a Yanhuitlán, donde, con su esposa Isabel Martínez, tuvo tres hijos. Ahí consiguió un trabajo como profesor de música, que, comparado con sus anteriores labores, le permitían un modo tranquilo de vida. Pero la situación económica poco a poco se fue tornando más difícil hasta que nuestro autor se vio inmerso en la más cruel de las pobrezas. Debido a esto cayó en depresión y en la enfermedad del alcoholismo, lo que paulatinamente mermó su salud.
En un intento desesperado por conseguir dinero realizó una gira por el centro de Oaxaca y, acompañado por José, su hijo mayor, se lanzó a esta nueva aventura llena de incertidumbre. Pero tal proyecto se vio interrumpido por una afección hepática que dejó al compositor en cama.
La muerte, el nacimiento de su obra más famosa
La salud del Mtro. Alcalá se encontraba en un estado muy delicado y él, sumido en la depresión y la pobreza; su familia lo había visitado resignada a que moriría prontamente. Pero, como caída del cielo, llegó la ayuda de la Sociedad Filarmónica Santa Cecilia, a donde el compositor había pertenecido años atrás. Sus miembros se ofrecieron a pagar el doctor, las medicinas y algunos recursos básicos para que pudiera vivir decentemente.
Además de eso, y en medio de su convalecencia, los habitantes de un pueblo cercano lo buscaron para ofrecerle trabajo, al que gustoso accedió: se trataba de componerle una canción a la Patrona del pueblo. Este es el origen de su más célebre obra Dios nunca muere, misma que nació de la gratitud que nuestro autor sintió hacia Dios por haberlo ayudado en los momentos más difíciles.
Este vals tuvo un éxito rotundo, tanto que, a la fecha, le ha dado la vuelta al mundo y ha puesto en alto el nombre de Oaxaca y de Macedonio Alcalá. Dice la canción: “Sé que después habré de gozar la dicha y la paz que en Dios hallaré”; y este fue el mismo sentimiento que tuvo su autor antes de morir, no mucho tiempo después, el 24 de agosto de 1869.
Aquí te dejamos un par de versiones para que escojas la que más te gusta:
- Lila Down (Con distinta letra)
- Eugenia León
- Orquesta Sinfónica del Instituto Politécnico Nacional
Para saber más…
Rodys, R. (Mar-Abr 2017) Las obras olvidadas de Macedonio Alcalá. Boletín Fundación Alfredo Harp Helú. Clic aquí.
s/a (s/f) Macedonio Alcalá Prieto [Biografía]. Sociedad de Autores y Compositores de México. Clic aquí.
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