Descubre y prueba la variedad de sabores que te ofrecen las famosas nieves de la Soledad.
Oaxaca es la Tierra del Sol, tal y como lo menciona la Canción Mixteca de José López Alavez; porque el calor de este lugar no se compara con nada. Si lo has visitado habrás sido testigo de que en este estado el astro pega con toda su fuerza y majestad. Así, las altas temperaturas, combinadas con el clima seco, se convierten en el escenario perfecto para buscar una opción refrescante a cualquier hora del día. Y qué mejor que dirigirnos hacia la Basílica de Nuestra Señora de la Soledad para disfrutar una de las famosas nieves de la Soledad
En realidad, no importa desde dónde nos estés leyendo, o si el clima en donde vives no es tan caluroso como el de Oaxaca, una deliciosa nieve cae bien a todas horas y en todo lugar.
Un lugar con historia
La Basílica de la Virgen de la Soledad se encuentra a cuatro cuadras del Zócalo de Oaxaca, con dirección al noroeste. Se puede llegar por Av. de la Independencia, en donde, prácticamente, no hay pierde. La construcción de este templo data del siglo XVII, pero tomó especial importancia en 1909, cuando la Virgen de la Soledad fue nombrada patrona de Oaxaca; si quieres saber un poco más sobre su historia haz clic aquí.
A un costado de este hermoso recinto, en el Jardín Sócrates, se encuentran las famosas Nieves de la Soledad. Se le conoce así a una pequeña plaza al aire libre, donde se encuentran un par de establecimientos especializados en la elaboración de este delicioso postre.
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Las famosas Nieves de la Soledad
Es bien sabido que si acudes a este lugar encontrarás nieves, pero no siempre han estado frente a esta bellísima construcción. Con anterioridad, los negocios se encontraban ubicados en la plaza principal, donde está la Catedral del estado; pero en 1979, cuando el papa Juan Pablo II visitó la ciudad, fueron reubicados en el Jardín Sócrates, y ahí se quedaron creando la fama de la Nieves de la Soledad. ¿Te imaginas cómo se llamarían si no hubieran sido reubicados?
¿Cómo surge la magia?
Ya hemos conocido este delicioso lugar, pero, si tienes una de esas mentes inquietas, seguro que te estarás preguntando: ¿Cómo se hace la nieve? Sigue leyendo, que aquí te lo contamos todo.
El proceso se llama “cuajado”. Consiste en colocar la preparación líquida, previamente elaborada con el sabor escogido, en un recipiente cilíndrico de metal, mejor conocido como garrafa. Este, a su vez, se mete en una cubeta de madera, llena de hielo con sal; la cual, junto con el movimiento constante, es la encargada de que se formen los pequeños cristales, tipo escarcha, que dan consistencia a la nieve, así que se debe girar hasta que quede lista. ¡Y a disfrutar se ha dicho!
Pa’ todos los gustos
Resulta sorprendente ver tantos sabores de nieve juntos. Una vez que llegues al Jardín Sócrates te tocará elegir de entre todos los que están disponibles; parece cosa fácil, pero, cuando te encuentres ahí, no sabrás por cuál optar. ¿No nos crees? Ahí te van unos cuantos ejemplos para que te des un quemón.
La nieve más tradicional es la de leche quemada con tuna; esta combinación se derretirá en tu boca, creando una mezcla dulce pero acidita a la vez. Si prefieres las de agua, puedes pedir las habituales de limón o naranja. Pero si lo tuyo son las de leche, ¿qué te parece una de sorbete, beso de ángel o beso oaxaqueño? La primera tiene un sabor parecido al rompope, pero sin alcohol, la segunda es de frutas secas y la tercera nos ofrece un deleite de zanahoria, manzana, almendra y piña.
Y, por supuesto, no podían faltar los cócteles. Aquí en la Soledad encontrarás nieve de mezcal y de tequila; también, deliciosas preparaciones con un toquecito de alcohol para calmar esa “sed de la peligrosa” que te provocarán las altas temperaturas.
Nieves de la Soledad: más que un postre, una experiencia
No puedes dejar de visitar las este importante lugar y probar uno o varios de sus sabores, también puedes adquirir dulces típicos en este mismo lugar. Oaxaca siempre nos sorprende y hoy el recorrido histórico por la bellísima Basílica vino acompañado de frescura y sabor. ¡Nos vemos en la próxima aventura!
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