A diferencia de los popotes convencionales, los de agave se degradan 100 veces más rápido.
Hace varios años se hizo viral un video en donde se extrajo un popote de la nariz de una pequeña tortuga. Debido a lo desgarrador que resultó dicho material se crearon campañas para concientizar al consumidor acerca del uso de estos utensilios, también conocidos como pajillas. No obstante en la actualidad sigue siendo común encontrarlos en negocios y restaurantes. Por eso, ya seas proveedor o consumidor los popotes de fibra de agave, son una excelente opción para cuidar el planeta. De esto se trata esta nueva tecnología.
Plásticos desechables, un problema que nos afecta a todos
La mayoría de los popotes o pajillas convencionales se encuentran elaborados de polietileno de alta densidad; es decir, un plástico que, aunque flexible, tarda hasta 200 años en degradarse. A pesar de campañas de concientización para reducir su uso, como «Sin popote, está bien» , estos utensilios se siguen empleando en establecimientos y negocios, con un tiempo promedio de 20 minutos de vida útil. Dentro de esta dinámica, una persona puede llegar a usar tantos popotes como bebidas consuma durante la comida o una noche de copas.
Cada año llegan a los distintos océanos del mundo toneladas de residuos plásticos, entre ellos los popotes que usamos. Un dato asombroso, y que nos puede hacer reflexionar, es que los primeros popotes de polietileno, creados en la década de los 60, aún siguen en alguna parte de nuestra tierra, en el estómago de un animal o en algún ser humano en forma de micro plásticos. Pero, aunque todo lo anterior suene catastrófico, mentes mexicanas se han dado a la tarea de buscar una opción que contamine lo menos posible y que sea amigable con el medio ambiente.
Popotes de agave, una opción sustentable
De manera parecida a las suelas Bagasus, para realizar estos popotes se aprovecha el residuo de fibra de agave. Dicha fibra se obtiene de la piña triturada que ha servido para fermentación, pero en lugar desecharla se aprovecha para la elaboración de bioplásticos. Una vez recolectado el bagazo, pasa por un proceso de adaptación para que puedan ser mezclados con materiales plásticos; después se muele, reduce y clasifica por tamaño, todo para que este listo para mezclarse con una resina base que da por resultado un biopolímero con el que se pueden elaborar botellas de agua, tupers, recipientes de plástico y, por supuesto, popotes.
Con este innovador producto se resuelve el problema de la contaminación causada por su corta vida útil. Ya que, si bien un popote convencional puede tardar hasta 200 años en degradarse, los elaborados con fibra de agave lo hacen solo en 1 o 2, reduciendo 100 veces el tiempo necesario. Además se aprovecha el bagazo de maguey, que en otras condiciones contaminaría más al emplearse para la quema de braceros y fogones.
Ya seas consumidor o tengas tu propio negocio prefiere popotes de agave, la opción perfecta para brindar mientras celebras el ingenio mexicano.
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