Entre los siglos XVIII y XIX fueron construidos los acueductos de San Felipe del Agua y Huayapam para llevar agua a los habitantes de Oaxaca.
Sin duda uno de los recursos más importantes es el agua. Durante la época colonial y en el siglo XIX, los frailes dominicos y los gobernantes de Oaxaca se ocuparon de la construcción de dos acueductos que hicieran llegar el vital líquido hasta las fuentes de la ciudad; desde allí los habitantes pudieran recolectarlo para su consumo.
Antecedentes de los acueductos de Oaxaca
A mediados del siglo XVI, los dominicos buscaron que el cabildo construyera un caño abierto de mampostería con el fin de encausar el agua proveniente de San Felipe al centro de la ciudad. El sistema hidráulico con el que se transportaba agua desde la sierra hasta una fuente ubicada en el centro de la ciudad era muy simple y se dañaba fácilmente; por ello en el último tercio del siglo el cabildo pidió a los maestros canteranos levantar un canal que contara con un depósito, de manera que la capital pudiera contar con el agua necesaria para su desarrollo.
Construcción de la primera solución
Después de varias décadas de problemáticas para mejorar la distribución del agua, hacia 1722 se generó un sistema de distribución para que el líquido llegará a toda la ciudad. El agua se obtenía del cerro de San Felipe, ubicado al norte de la capital; desde allí se transportaba hacia poblado del mismo nombre y se llevaba por el acueducto al templo del Carmen Alto, donde era resguardada en cajas de agua. Para que el líquido llegará del Carmen al centro de Oaxaca, fueron construidos nueve canales directos que vinculaban el templo con el centro de la ciudad y once que lo hacían de manera indirecta.
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Características del Acueducto de San Felipe del Agua
Realizada entre 1722 y 1751, la construcción del acueducto y sus arcadas de medio punto se construyeron en ladrillo y cantera verde. Contó con seis kilómetros que recorrían los manantiales del cerro de San Felipe, la barranca de Xochimilco y alcanzaban el templo del Carmen Alto donde se ubicaba la caja de agua. La construcción del acueducto permitió la instalación de una importante cantidad de fuentes públicas; con ellas, los habitantes del centro de la ciudad lograron abastecerse del vital líquido.
La carencia de agua y los acueductos de Oaxaca
A pesar de que la construcción del acueducto de San Felipe del Agua solucionó los graves problemas sufridos desde el siglo XVI, hubo épocas en las que el caudal no era tan vasto como se necesitaba. Para el siglo XIX, la ciudad contaba con cinco fuentes que alimentaban a los pobladores de la ciudad, pero que, ante el aumento en la población, el uso que daban al agua y el mantenimiento de la infraestructura ya no era suficiente. En consecuencia, fue necesario reglamentar la distribución y utilización del agua, y se determinó construir un segundo acueducto.
El acueducto de Huayapam
Debido a las necesidades de la ciudad, en 1879 se comenzó la construcción de un segundo acueducto que tendría nueve kilómetros de extensión. La obra se construyó en madera, lo cual supuso que se deteriorara fácilmente y que la escasez de agua no se solucionara en su totalidad; debido a esto, con el paso del tiempo se hizo necesario invertir más dinero en la manutención tanto de este acueducto como del procedente de San Felipe, así como de las cañerías.
¡Vaya proyectos! Aunque los acueductos de San Felipe del Agua y Huayapam no solucionaron totalmente los problemas de distribución del agua en Oaxaca, sí que ayudaron a que la población pudiera acceder al vital líquido. Sin duda, estas dos obras públicas son la demostración del ingenio de los maestros oaxaqueños.
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