Diego C. Améndolla Spínola
Desde finales de la Edad Media las personas dedicadas al mismo oficio se reunieron en grupos donde un maestro enseñaba a sus aprendices las diversas técnicas y materiales de trabajo. Conocidas como gremios, estas asociaciones fueron de gran importancia tanto en el Viejo Continente como en las tierras conquistadas por los españoles. Claro ejemplo de ellos lo encontramos en los agremiados dedicados a la manufactura de los retablos en el Valle de Oaxaca.
¿Qué eran los gremios?
Los gremios surgieron en la Edad Media y pervivieron en la Nueva España por lo menos durante tres siglos. Éstos eran grupos de artesanos dedicados al mismo oficio, que se reunían con el objetivo de protegerse en el desempeño de sus labores. Reunidos en un taller que era liderado por un maestro en el oficio, los gremios establecían las reglas de trabajo, las técnicas de elaboración y la calidad de los productos. Además, instruían a aprendices a quienes no sólo se les otorgaba la enseñanza, sino que se les daba un salario, hospedaje, comida, vestido y educación religiosa.
Los maestros de los gremios
Para lograr convertirse en un maestro, era necesario haber sido aprendiz y presentar un examen. Después de aprobar, el maestro obtenía el derecho de fundar un taller, contratar aprendices y ser electo como representante ante el municipio. Asimismo, los maestros gremiales buscaron mantener el monopolio de su oficio a través del reconocimiento de su oficio a través de ordenanzas; con ellas negaban a los indios novohispanos la oportunidad de presentar un examen y les impedían ser aprendices; de esta manera, sólo los españoles podían fungir como maestros.
Un ejemplo de gremio en Oaxaca
A pesar de la información sobre los gremios en la Nueva España no es abundante, sabemos por las fuentes que algunos de los más importantes eran los de pintores, doradores, entalladores y ensambladores; todos ellos dedicaban gran parte de su trabajo a la construcción de retablos. Para el caso oaxaqueño, los principales talleres se abocaron justamente a la producción de estos artefactos en pueblos como Yanhuitlán, Tamazulapam y Tlacochahuaya. La producción en estos lugares fue escasa durante el siglo XVII, pero se intensificó a lo largo del XVIII.
De esta manera, en el caso de los retablos, los agremiados artesanos se encargaban de diversos trabajos; mientras que unos elaboraban láminas de oro, otros las pegaban sobre las superficies de madera; es decir, la manufactura de un retablo dependía de varios gremios, de modo que su vinculación fue constante.
Como pudiste observar, los gremios gozaron de gran importancia en tiempos novohispanos, y Oaxaca no fue la excepción. En varios poblados la manufactura de retablos estuvo en manos de los maestros y aprendices agremiados, quienes se encargaron de dejar un legado artístico que podemos observar hasta nuestros días.