La pluma del escritor emerge en cualquiera de sus formas. Te presentamos este ejemplo de literatura erótica que esperamos sea del gusto de nuestros lectores.
Por Rocio Noblecilla
Sospecha
Él es impredecible, no espera sus olores
ni que le ofrezca alguna parte de su cuerpo.
Así sin aviso, mientras sonríe, le toma uno de sus pezones
y busca en sus ojos esa continuidad,
alguna señal de que está
y le acomode los pechos entre sus dedos.
Ella, por su parte, tampoco espera,
siempre sutil y generosa lo llena de humedades,
restriega sus labios, con prisa toma todo de él
y lo imbuye, todo, completo.
Mientras él regresa a su otredad,
ella humedece sus manos,
besa su latido, busca una vez más esos labios secos.
Todo es en vano.
Hoy, el rostro de ella ni su boca ya no están junto a su sexo,
la lucidez lo abraza entre sábanas frías.
Sospecho su vida en metonimias y metáforas.
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Wow!!! Nuevamente sublime, letras llenas de todo.