Por Amalinalli Armendariz
Un día como hoy pero de 1957, a los 71 años, murió el reconocido pintor y muralista mexicano Diego Rivera; tras algún tiempo convaleciente, finalmente su corazón quedó inmortalizado en la memoria de México, debido a una insuficiencia cardiaca.
Durante su convalecencia, la familia Rivera recibió apoyo por parte del gobierno de la república y además organizó un homenaje público en el palacio de Bellas Artes, al que sin duda acudieron personajes importantes de la esfera social y cultural de México en ese momento, pero en el que la presencia del pueblo también fue muy significativa. Hoy en día, puedes visitar sus restos en la Ciudad de México, en la Rotonda de las Personas Ilustres, en el panteón de Dolores. Otros dos lugares icónicos de Diego Rivera son la Casa museo Anahuacalli y el Museo Estudio Diego Rivera.
¿QUIÉN FUE DIEGO RIVERA?
El nombre completo de nuestro icónico personaje era Diego María de la Concepción Juan Nepomuceno Estanislao de la Rivera y Barrientos Acosta y Rodríguez, nacido el 8 de diciembre de 1886 en la ciudad de Guanajuato, junto con su hermano gemelo que falleció a muy temprana edad. Poco tiempo después de este acontecimiento, la familia Rivera se trasladó a la Ciudad de México, donde Diego creció y con el tiempo comenzó a estudiar pintura y fue discípulo de José María Velasco.
Sin embargo, su personalidad revolucionaria no le permitía concordar con el sistema de enseñanza de la pintura como mera reproducción fiel de los objetos, de modo que con el apoyo económico del gobierno decide viajar a Europa para continuar su formación. En el viejo continente, recibió influencias de Pablo Picasso, Paul Cézanne y Alfonso Reyes Ochoa, por mencionar algunos. Esta etapa en el extranjero fue bastante fructífera para ampliar los horizontes artísticos que en México habían permanecido tan estrechos y le habían causado incomodidad.
UN NUEVO PINTOR
Su regreso a México sucedió en 1921, cuando los ideales revolucionarios mexicanos eran extremadamente fuertes. Con esta inspiración, Diego se propuso pintar la historia mexicana desde antes de la conquista hasta ese momento.
Así comenzó una nueva etapa para el arte mexicano, donde los artistas como David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco, enaltecieron las artes plásticas. El primer mural de Diego Rivera “La creación” (1922) está localizado en El Antiguo colegio de San Ildefonso, que en ese momento era la Escuela Nacional Preparatoria.
Los ideales que motivaban al artista descansaban en la importancia de la historia completa del pueblo mexicano y el pueblo mismo, es decir, una historia donde los oprimidos tienen voz. Para ello fue indispensable una mirada que abarcara la totalidad y fue lo que retrató en su obra. Esto le llevó a ser considerado el artista portavoz de los oprimidos.
Además, Diego Rivera fue co-fundador de la Unión de Pintores, Escultores y Artistas Gráficos Revolucionarios, y además participó activamente en la política pues fue miembro del Partido Comunista Mexicano, un movimiento controversial de izquierda.
VIDA AMOROSA
El destacado pintor mexicano contrajo matrimonio 4 veces durante toda su vida, en 1911 se casó con Angelina Beloff con quien tuvo su primer hijo Diego Rivera Beloff; en 1919 nació su segunda hija Marika Rivera Vorobieva, y en 1922 contrajo nupcias con Guadalupe Marín y de esta unión nacieron Lupe Rivera Marín y Ruth Rivera Marín. Posteriormente, en 1929 contrajo matrimonio con la célebre pintora mexicana Frida Kahlo, de quien se separó debido a su muerte en 1954. Finalmente, en 1955 Emma Hurtado se convirtió en la última esposa de Diego.
PREMIO Y HOMENAJE
En 1950 ganó el Premio Nacional de Ciencias y Artes de México y, para el 30 de agosto de 2010, como homenaje y reconocimiento tanto a su obra como a su trayectoria, el Banco de México decide colocar su imagen en la parte frontal de los billetes de 500 pesos, mientras que al reverso se encuentra una de las pinturas de Frida Kahlo.
Sin duda alguna, Diego Rivera fue uno de los más importantes representantes del muralismo mexicano, miembro activo de la política y cultura mexicana, actos que lo convertían en un personaje icónico, digno de respeto y admiración, pues mantenía un compromiso fiel con sus ideales, convicciones y saberes, que en algunas ocasiones le costaron la convivencia con otros contemporáneos.
Imágen de portada: José Manuel Garduño
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