Por Claudia Alatorre
Pablo Picasso es sin duda uno de los artistas más famosos de toda la historia, su contribución al arte se cuenta en miles de piezas, las cuales abarcan desde pinturas, murales, dibujos, cerámicas, esculturas, grabados…
Desde el momento que abrió sus ojos, un 25 de octubre de 1881, en Málaga (España), su vida estuvo rodeada de arte, ya que su padre José Ruiz Blasco era pintor. Creció con una atención personalizada, impulsando su perfeccionamiento para crear pinturas más complejas desde temprana edad. Su primera obra estuvo terminada a sus 8 años: El picador amarillo, cuadro que representa su gusto por la corrida de toros y un tema que trabajó a lo largo de toda su vida. Su primera participación en una exposición la tuvo a los doce años; podemos asegurar que tenía un talento destacable y natural al pintar.
Su vida como estudiante en la Real Academia de Artes de San Fernando, en Madrid, fue muy inestable, ya que prefería visitar el Museo del Prado en lugar de asistir a clases; permitiéndole desarrollar su capacidad como observador y analizar de forma directa a los grandes maestros españoles, como: Zurbarán, Velázquez y Goya.
La producción artística que tuvo a lo largo de sus 91 años se puede dividir en cuatro etapas. La primera, conocida como la etapa azul, en donde usó colores azules y verdes para demostrar la tristeza que rodeaba su vida al sufrir la muerte de su amigo Carlos Casagemas, quien había terminado con su vida por un amor no correspondido. Para este momento, Picasso ya vivía en Francia y había comenzado a rodearse de grandes artistas de la época.
En su etapa rosa, los colores se vuelven más rosados, anaranjados y rojizos, y refleja el enamoramiento en la vida del pintor. Incluso, podemos ver que los personajes de sus pinturas cambiaron, ahora recrea a los trabajadores del circo; un cambio drástico en el uso del color, la temática representada y sobre todo la experimentación hacia las formas de los personajes, en donde se advierten formas más abstractas.
Por otro lado, su tercera etapa se orienta a la recuperación del arte africano, en donde la observación de máscaras geométricas creó en la mente del pintor un cambio en su forma de ver el arte. Con esta nueva motivación, inició la creación de uno de sus cuadros más importantes, Las señoritas de Avignon, obra que representa de forma geométrica o cubista a cinco prostitutas. Este cuadro es muy importante, porque se considera el inicio de un nuevo estilo artístico.
Y en la última etapa, estimada como la mayor contribución al mundo del arte, crea el estilo cubista. Este estilo reúne distintas miradas de un objeto en una misma pintura. Además, crea el collage; técnica que permite el uso de diferentes materiales en un mismo espacio.
Como podemos ver, su producción artística fue amplia y a lo largo de su vida siguió experimentando y creando grandes obras, como su famoso mural Guernica, en el que denuncia el bombardeo realizado durante la Segunda Guerra Mundial.
Asimismo, alrededor de todo este talento y fama merecida del artista, se agrega que su personalidad fue muy egocéntrica y de difícil trato. Rasgo que afectó de manera considerable a la mayoría de las mujeres que fueron sus parejas a lo largo de su vida, y su actitud misógina pudo bien provocar el suicidio, histeria y marcar el destino trágico de sus compañeras sentimentales.
Hoy, a 139 años de su nacimiento, su genialidad en la pintura moderna sigue despertando interés y motivando a los espectadores por su gran contribución en la historia del arte. Sin embargo, al leer su biografía y conocer su obra se puede entender que ambas están engarzadas; por tanto, ¿será posible disculpar la genialidad a costa de la locura y la muerte? ¿Qué tanto debemos separar la vida del pintor de sus obras? Estamos en un momento histórico de reconstrucción social en el tema del feminismo, ¿será posible que los grandes artistas como Picasso queden exonerados de su actitud y sean únicamente valorados por su talento?
Portada: Marco A. Fragoso
Bibliografía