¿Te consideras un amante de los tamales oaxaqueños? Su autenticidad podría estar en duda.
¡Ah, los tamales oaxaqueños! ¿Quién puede resistirse a ese manjar envuelto en hojas de plátano? Los hay de todos los sabores, colores y tamaños; y es que este platillo mexicano posee una riqueza impresionante. Pero, ¿qué pensarías si te dijera que los verdaderos tamales oaxaqueños son diferentes a los que conocemos hoy en día? Quédate con nosotros, descubre su origen y cómo han evolucionado los tamales oaxaqueños a lo largo de los siglos.
El origen misterioso de los tamales oaxaqueños
Desde tiempos inmemoriales, los tamales han sido una pieza fundamental en la cocina mexicana, pero ¿Cuál es su verdadero origen? Aunque suene decepcionante, no podemos precisar cuándo ni cómo nacieron, pero lo que sí sabemos (gracias al Códice Florentino de Sahagún) es que existían incluso ¡Antes del descubrimiento de América!
Posteriormente, en la época colonial, la comida se volvió un símbolo de estatus y riqueza, lo que impulsó una innovación en la gastronomía mexicana. Esto hizo que los tamales se complejizaran; con el tiempo, cada región desarrolló su propia versión, como los tamales oaxaqueños, agregando ingredientes locales y técnicas únicas.
La diversidad de los tamales oaxaqueños
Seguramente has probado los clásicos tamales oaxaqueños de mole o salsa verde con pollo, pero déjame decirte que esos son una adaptación citadina de los originales. Las auténticos tamales de Oaxaca contienen ingredientes que ni siquiera te imaginas. A continuación, te presentamos los más característicos:
- El clásico de clásicos: El «tamal del chepil”. Lo encuentras durante todo el año y en diversas regiones de Oaxaca, pero es típico de las posadas, calendas y algunas celebraciones religiosas. Se trata de pequeñas porciones de masa envueltas y cocidas en hoja de maíz. Su relleno es de planta de chepil o chipilín, y se acostumbra bañarlos con salsa de chile pasilla.
- De los Valles Centrales: Aquí encontramos el “tamal de piedra”, que a diferencia de otros tipos de tamal, no lleva royal o levadura. Su forma circular lo vuelve especial; y es tan sencillo de preparar que únicamente se revuelve la masa con caldo de frijoles, sal, y, en ocasiones, con hoja de aguacate. Eso sí, su simplicidad no le quita lo delicioso.
- Con un relleno especial: Desde tierras juchitecas llega el delicioso “tamal de cambray”. Tiene forma de cilindro y está envuelto en hoja de plátano. Su relleno es icónico: carne de pollo, huevo cocido, aceitunas, almendras, plátano macho y pasas.
- Sabor costero: Finalizamos nuestro recorrido con el exótico «tamal de tichindas». Se compone de masa, previamente mezclada con una salsa de chile costeño, y el ingrediente principal: las tichindas, que son una especie de almeja propia de las lagunas del sur de Oaxaca.
Tu próxima misión: Probarlos todos
Después de este viaje gastronómico, podemos concluir que los tamales que conocemos como “oaxaqueños”, son auténticos representantes de la región. Sin embargo, como has podido apreciar, la diversidad es tan amplia que sería injusto limitar la etiqueta de «tamales oaxaqueños» a un solo tipo o sabor. Así que la próxima vez que te encuentres con la comida de Oaxaca, atrévete a probar un tamal de cada sabor ¡Tu paladar te lo agradecerá!
Ahora que ya conoces el origen y las variedades de tamales oaxaqueños, échale un vistazo a: ¿Queso Oaxaca o quesillo? Sabor que nos representa