Regularmente la Edad Media es concebida como una etapa oscura donde no hubo ningún tipo de desarrollo. Sin embargo, durante esta etapa histórica surgieron varias instituciones, fiestas, costumbres, etc. que tuvieron continuidad en la Nueva España y continúan hasta la actualidad. El Medievo, en consecuencia, no fue una época de retroceso. En realidad, se desarrollaron muchos elementos que, siglos después, constituyeron la cultura de la Nueva España.
Las instituciones en la cultura de la Nueva España
Entre los siglos V y XV, tiempos que marcan el inicio y final de la Edad Media, surgieron instituciones como la Monarquía, la Iglesia y las Cortes. Todas ellas tuvieron la función de organizar a la sociedad, así como procurar el ejercicio del poder y conservar el orden. Dichas instituciones también se implementaron en el Nuevo Mundo con el mismo objetivo y, aunque con algunos cambios, actualmente siguen vivas en algunos países.
Estructuración del espacio, otra influencia medieval
La organización del espacio y el nombrar a las ciudades fue un elemento muy importante en la Edad Media. De esta manera, los diferentes poblados se dividieron en pueblos y villas, como es el caso de Villarreal o Madrid, conocida como la Villa y Corte. Dicha estructuración del espacio se llevó a cabo en el Nuevo Mundo; claro ejemplo de ello lo encontramos en la Villa Rica de la Vera Cruz (actualmente Veracruz) o la Villa de Colima.
Las festividades religiosas en la cultura de la Nueva España
Si bien tuvieron su origen durante los últimos siglos de la época romana, festividades como la Navidad, la Semana Santa y la Fiesta de todos los Santos, tuvieron gran importancia durante la Edad Media. Estas fiestas religiosas gozaron de mayor práctica durante el Medievo y tuvieron continuidad en la Nueva España y hasta nuestros días. Así, podemos decir que las fiestas religiosas que actualmente se siguen festejando en nuestras ciudades tienen sus raíces en la Edad Media.
Apellidos medievales en la Nueva España
Muchos de los apellidos actuales surgieron en el Medievo. Las actividades que realizaba la población, el nombre de los padres o el lugar de procedencia conformaba el apellido durante dicha época. Así, encontramos ejemplos como “Rodríguez” que significa “hijo de Rodrigo”, “del Río” o del “Monte”, que aludían al lugar de origen o habitación, y “Molina”, que refiere a una persona que trabajaba en un molino. La forma en que se conformaron los apellidos fue un elemento que encontró sus raíces en la Edad Media. A partir de allí cruzó el Atlántico para llegar a la Nueva España.
Como has podido ver, durante el Medievo surgieron y se desarrollaron varios elementos que perduraron en la Nueva España y que perviven hasta nuestros días. En gran medida, encontramos en la Edad Media las raíces de la organización novohispana, así como instituciones, fiestas y ordenamientos geográficos que seguimos observando en la actualidad.