Reza la voz popular que el mexicano que no come chile no es mexicano. Si algo caracteriza a los platillos nacionales es la presencia del picante, y no digamos de forma discreta, sino que la mayoría de las veces es el mero protagonista que les da sabor. Por creatividad no paramos; lo comemos entero y a mordidas, picadito con cebolla o en vinagre; pero la especialidad de todo el país son las deliciosas salsas y, para nosotros, las salsas de Oaxaca..
La comida oaxaqueña no se queda atrás y hoy traemos para ti cinco de sus salsas muy representativas, que, sí o sí, tienes que probar.
Salsa de chapulín
No podíamos comenzar de otra manera, más que con la botana tradicional del estado: los chapulines. Como ya sabemos, estos deliciosos animalitos son tan versátiles que podemos agregarlos a innumerables platillos; pero, a que no te imaginabas que molidos le dan un toque de sabor inigualable a la salsa.
Como Oaxaca es variedad, existen diferentes recetas para preparar salsas de chapulines. Aquí te dejamos un par para que elabores la que más te guste: tenemos borracha, roja o de molcajete. Pero, si de plano lo tuyo no es la cocinada, cuando visites el centro del estado, no olvides pasar al Mercado Benito Juárez, ahí podrás encontrar salsa envasada, bajo el sello de La Tradición. Cuando la pruebes lo primero que notarás será ese delicioso saborcito ahumado, típico de los chapulines.
Salsa de chicatana
Y, siguiendo con los manjares exóticos, te presentamos la salsa de chicatanas. Al igual que los chapulines estas hormiguitas tienen un sabor representativo para la gastronomía oaxaqueña; solo que, a diferencia de ellos, se vuelven más cotizadas porque se dan exclusivamente una vez al año, cuando recién inicia la temporada de lluvias. Es por ello, que si tienes la oportunidad de probarlas en salsa ¡No lo dudes!
Mejor aún, si eres de los pocos afortunados en conseguirlas te dejamos una receta para que prepares tu propia salsa.
Salsa macha
Como su mismo nombre lo dice, esta salsa es pa´ pura gente macha, es decir para valientes, y es que su nivel de picante sobrepasa los límites; además de caracterizarse por eso, es fácil de reconocer por su aceite, donde se concentra todo el sabor, y las semillas que nadan junto al chile molido.
Esta salsa es perfecta para acompañar carnes, mariscos e incluso una rica pasta. Y si te animas a hacerla no tendrás que preocuparte por consumirla antes de que se eche a perder, porque su base de aceite la conserva fresca por mucho tiempo.
Salsa de pasilla
Esta salsa también es conocida como salsa oaxaqueña, así nomás sin apellido; y es que se ha vuelto tan representativa del estado que no necesita mayor descripción. Básicamente se prepara con chile pasilla y tomates —o miltomates, como también se les conoce. La podemos encontrar en muchos establecimientos de comida típica oaxaqueña y por supuesto que no puede faltar en la cima de nuestra deliciosa tlayuda.
Además, al prepararla, dependiendo de la cantidad de chile que le pongas, puedes controlar el nivel de picante. Anímate a hacerla, verás que es realmente sencilla.
Salsa martajada
Lo primero que necesitas para preparar una salsa martajada exitosamente es el molcajete. Y es que “martajar” significa moler algo sobre piedra; en esta ocasión los jitomates y el chilito de árbol serán triturados por el tejolote para fundir los sabores en una deliciosa preparación.
Lo mejor de esta salsa es que es muy versátil y se lleva con todo, aunque dentro de una tortilla, ya sea solita o sobre unos deliciosos tacos, es la mera protagonista. Encuentra una receta fácil aquí.
¿Cuál vas a hacer primero?
Este es el momento perfecto para sacar al chef que llevas dentro, pues una salsa queda bien con todo. Ahora que has conocido estas típicas de Oaxaca solo tienes que elegir cuál hacer primero y, por supuesto, los invitados con quienes lucirás tu receta estelar.
