Para saber quién es Manuel Escobar Antec hay que recordar la atmósfera irreal que envuelve a los artistas oaxaqueños.
Pocas veces se puede conocer a un artista en su origen: en la casa de su infancia, en el pueblo donde creció, junto a su familia verdadera. Casi siempre vemos a éstos ídolos que como astros celestes iluminan sus constelaciones sociales y culturales, algunos como pequeños soles, otros como gigantes rojas avasallando todo lo que les rodea y otros más como enanas blancas en franco declive aferradas a las viejas glorias, esperando un chispazo que les devuelva su fulgor perdido.
Y es que el artista es un sol, es personaje, discurso y obra, aquellos que logran convertirse en protagonistas de su propia historia están condenados a ser retratados por la historia como esa caricatura perfecta, muchas veces de héroe trágico que tanto nos encanta de pintores, poetas y artistas en general.
Para saber quién es Manuel Escobar Antec, vigésimo tercer Señor de Arrazola y Príncipe Consorte del barrio del Niño, títulos válidos porque nadie más los ha reclamado, hay que recordar la atmósfera irreal que envuelve a los artistas oaxaqueños; ellos no conciben el mundo de la misma manera que los antropoides comunes y corrientes, ellos viven más intenso, experimentan los colores de formas diametralmente opuesta a nuestra simplicidad materialista, recuerdan de forma novelada cada instante de sus interesantes pasados, vaya, basta con mezcalearse con uno…, o varios de ellos, para aprender a disfrutar la plática profunda que solo la abstracción contemplativa puede dar.
En este contexto, este simpático muchacho que seguramente desciende de los mixtecos que poblaron los alrededores de Cuilápam desde antes del Virreinato, es un producto de su tiempo, un hábil maestro de la técnica cuyos motivos recurrentes de animales y máscaras se distinguen por el uso de la tierra pigmentada y la rasgadura de los colores para lograr líneas gruesas, violentas en su ejecución y sutiles en su resultado; colores gruesos sobre las que vuelan zanates por aquí y un felino alebrijezado que como Esfinge egipcia nos adentra al plano mágico de la mente del artista. Sin duda, Manuel Escobar Antec, nació en el entorno perfecto y con los talentos necesarios para convertirse en el mejor artista emergente de su generación, un sol zaachileño que brilla cada día con mayor fuerza.
Meduso. 1.m. Celentéreo terrestre, transparente y alcohólico que en una fase de su vida tiene forma de humano.
Antec. 1.m. Ser antropomorfo, corpulento, de amplias manos, soñador en esencia, tiene por particularidad usar máscaras y buscar continuamente en la tierra colores extraños y texturas únicas.
Autor: Meduso