Guillermo Olguín y el realismo mágico oaxaqueño

Cincuenta años del artista plástico oaxaqueño Guillermo Olguín.

Willy, como lo conocen quienes han tenido el gusto de convivir con él, es de esos oaxaqueños que nacieron donde se les dio la gana. Guillermo Olguín, pertenece a ese abundante grupo de artistas que nacieron, crecieron y se formaron entre aguarrás, óleo y lienzo a la par de chocolate y música de bronces, el caldo de cultivo del arte oaxaqueño que nos ha posicionado como la capital cultural y espiritual de la República.

Guillermo Olguín – Sin título (2014)- NN Galería Taller

No hay límite para Guillermo, lo mismo le da el pequeño formato que la escultura monumental, su recorrido formativo literalmente por todo el mundo lo ha hecho poseer verdadera maestría en casi todas las técnicas artísticas.

Hoy, en su quinta década de vida, Guillermo Olguín se nos revela como uno de los artistas oaxaqueños más importantes de la era Post Toledana, haciendo hincapié en lo que ha hecho fuerte a la escuela oaxaqueña de artes plásticas: el color, el misticismo y la imaginación que transmuta objetos cotidianos en sueños de miles de texturas.

Guillermo Olguín, artista oaxaqueño.
Foto: Anna Bruce / Qué pasa Oaxaca

Y es que la Santísima Trinidad del Arte Oaxaqueño: Morales, Tamayo y Toledo ciertamente dejaron en el arte oaxaqueño una doctrina que fascina a locales y extranjeros por igual, la presencia de nuestras costumbres, nuestros lugares cotidianos como algo mágico y surreal que contrasta con la crudeza de la vida, la marginalidad y la pobreza.

En la obra de Olguín podemos encontrar motivos claros que nos hablan de su vida y entorno. De la misma manera en la que podemos verlo en la inauguración de alguna exposición, dirigiendo el Salón Central, que fue por muchos años el epicentro de la vida nocturna alternativa de la Verde Antequera o recorriendo los polvorientos caminos de los pueblos, en su obra encontramos muchísimos motivos y animales, muchos animales.

Obra del artista plástico Guillermo Olguín.
Sin título, Guillermo Olguin, NN Galería-Taller

Zanates, chivos, toros cebúes, a veces algunos pulpos y peces de sus estancias en la Península, por ahí un extraviado elefante que cruzó los océanos del sueño guillermino para posarse sobre un lienzo en Omen (2018), hasta una tortuga bajo desérticas palmeras; los escenarios limpios, como desiertos llenos de vida donde las palmas y patas de elefante dan cobijo a escenas dignas de las Fábulas de Esopo.

No por nada Guillermo Olguín fue uno de los invitados a la exposición pública Homenaje a Tamayo, ya que su trayectoria y maestría lo convierten en uno de los artistas oaxaqueños destinados a la trascendencia.

Autor: Meduso

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