La imagen de Oaxaca ha evolucionado, reflejando en cada cambio su herencia histórica y cultural.
Todas los lugares tienen una historia que contar, y el estado de Oaxaca ha decidido narrar la suya a través de sus escudos. Desde que fue reconocida como ciudad en 1532, la imagen oficial de la capital ha evolucionado, reflejando en cada cambio su herencia histórica y cultural. En este artículo, te contaremos la evolución y el significado de los emblemas que han representado con orgullo la tierra oaxaqueña. ¡Acompáñanos!
Los primeros escudos de Oaxaca: Un legado real
La historia de Oaxaca está meticulosamente bordada en sus escudos, esperando contar su relato a aquellos que estén dispuestos a escuchar. Comencemos diciendo que el primer escudo o blasón de armas fue concedido por el rey Carlos I de España en 1532, a la recién nombrada “Muy noble y leal Ciudad de Antequera”, hoy conocida como Oaxaca de Juárez. Aquel escudo constaba de una bordadura azul con cruces de San Andrés en el borde, simbolizando la justicia y la lealtad. En el centro, un león coronado representaba fuerza y riqueza, mientras que la corona imperial simbolizaba el apoyo de la Corona de España.
Para 1821, se tiene registro del Escudo de las Armas Reales Española, un tesoro de piedra que alguna vez adornó el Ex Convento de la Concepción. Hoy, se dice que descansa en el Templo de las Nieves, llevando consigo los susurros del pasado colonial.
De leyenda: El Amor de Donají y Nucano
La famosa y trágica historia de amor entre la princesa zapoteca Donají y el príncipe mixteco Nucano inspiró uno de los escudos más conmovedores del Estado de Oaxaca. En 1828, el gobierno de José Joaquín Guerrero presentó un escudo que representaba la cabeza yacente de la princesa Donají, diseñado por José María Melo. Aunque el gobierno estatal dejó de usarlo, desde 1928 es el emblema oficial del Honorable Ayuntamiento de la Ciudad de Oaxaca de Juárez.
El escudo actual: Un vínculo con el pasado
En 1850, Alfredo Canseco dio vida al escudo que hasta hoy nos representa, cuyos elementos capturan la esencia del estado. Se trata de un lienzo rojo con un óvalo blanco en su interior que muestra la inscripción «El respeto al derecho ajeno es la paz», con nopales simbólicos que separan las palabras. El óvalo se divide en tres partes: un par de manos rompiendo las cadenas de la opresión, el perfil de un nativo con flores del árbol guaje emergiendo de su nariz, y el palacio de Mitla junto con la Cruz Dominicana. Siete estrellas doradas danzan alrededor del óvalo, y en la parte inferior se lee la frase “Estado libre y Soberano de Oaxaca”. El Escudo de México, sobre el lienzo, simboliza la unidad nacional.
A través de sus escudos, Oaxaca se erige como un custodio orgulloso de sus raíces. Cada emblema cuenta una parte de su fascinante pasado, invitándonos a apreciar los detalles que han forjado la identidad de esta tierra. La próxima vez que te encuentres con estos símbolos estatales, tómate un momento para admirar y reflexionar sobre la riqueza cultural que representan. En cada detalle, en cada cambio, reside una pieza única del rompecabezas que es Oaxaca ¡Descúbrelo!
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