Un maestro y revolucionario cuyas principales armas fueron el conocimiento, la educación y la cultura.
Hoy celebramos un aniversario más del inicio de la Revolución Mexicana (20 de noviembre de 1910) y para conmemorarla conoceremos la vida de una de las figuras intelectuales más importantes de este capítulo de la historia. Nos referimos a José Vasconcelos, de quien estamos seguros que, poco o mucho, has escuchado hablar de él. Este gran educador representa un orgullo para la historia de Oaxaca y de México. Si quieres saber por qué ¡Comencemos este viaje por el tiempo!
Los primeros años del prócer de la educación
José Vasconcelos Calderón nació en Oaxaca de Juárez en 1882. Sus padres fueron Carmen Calderón Conde e Ignacio Vasconcelos Varela. Debido a que Don Ignacio Vasconcelos trabajaba en un puesto aduanal, la familia tuvo que mudarse a la frontera norte y el niño José pasó su infancia entre los estados de Sonora y Coahuila. Por la falta de escuelas en el norte del país se vio en la necesidad de cruzar todos los días hacia los Estados Unidos para estudiar la educación básica en Texas. Aunque era solo un niño, se dio cuenta de la gran desigualdad que aquejaba al país, pues las realidades entre el norte y el sur eran totalmente diferentes. También estudió en el Estado de México y Campeche, pero su ideología pro educación nacería con su entrada a la Escuela Nacional Preparatoria en la capital del país.
De la universidad al Ateneo de la Juventud
Se graduó como abogado de la Escuela Nacional de Jurisprudencia en 1906. Durante su estancia como estudiante se reveló contra el positivismo, la corriente filosófica que permeaba sobre la educación nacional y a la que se debía la visión de México como un país de peones, ignorantes e indefensos sociales. Por ello se unió a un grupo de intelectuales, con los que fundo El Ateneo de la Juventud, una asociación civil con el propósito de erradicar las viejas ideologías y proponer nuevas corrientes de pensamiento que promovieran el desarrollo de México. En él participaron jóvenes de aproximadamente 25 años y que se desarrollaban en distintas disciplinas; algunos de ellos fueron Antonio Caso, Alfonso Reyes, Manuel M. Ponce, Diego Rivera, entre otros.
El pensamiento pro educativo de José Vasconcelos
Después del estallido de la Revolución de 1910, Vasconcelos se dio cuenta de que era necesario construir una nueva visión de país, la cual reflejara una nación incluyente y unida. Aunque ahora suena fácil, durante esos años significó un verdadero reto, ya que el territorio mexicano contaba con una pluralidad impresionante de etnias, sociedades y diferencias económicas. El proyecto de José Vasconcelos comenzó a gestarse desde el Ateneo de la Juventud, pero tomaría fuerza, tras un periodo de exilio, en 1920, cuando fue rector de la Universidad Nacional (hoy UNAM). La unificación llegaría de la mano de la educación, es por eso que hoy se le conoce como una de las figuras intelectuales más representativas del movimiento revolucionario.
Quizá te pueda interesar: ¿Quiénes fueron los hermanos Flores Magón?
La Revolución Mexicana en la educación
Aunque en los libros de texto se describa a la Revolución Mexicana como una lucha armada, este movimiento fue mucho más que eso. A la par y posterior se desarrolló una revolución intelectual que manifestó los ideales de la lucha por la democracia, la justicia y la unidad. En 1921, como primer Secretario de Educación Pública, José Vasconcelos emprendió una fuerte campaña de alfabetización, pues creía fielmente que el conocimiento y la cultura eran armas poderosas contra la ignorancia y la injusticia. Durante su gestión se crearon escuelas técnicas, para formar obreros capacitados y unificar los diferentes empleos de las fábricas y maquilas. Además, creó escuelas agrícolas, para que la población que trabajaba en el campo (gran mayoría en ese tiempo) se pudiera desarrollar mejor.
«Apóstol de la educación», el legado de José Vasconcelos
Actualmente aun podemos ser testigos de los aportes del «Apóstol de la Educación», título que se le otorgó, al igual que el de «Maestro de la Juventud de América». Primeramente se le debe la creación de la Secretaría de Educación Pública (SEP), una dependencia gubernamental encargada de la formación desde los niveles básicos hasta los estudios profesionales; además, en ese momento, la SEP cumplió con la función de unificar las dependencias educativas a nivel federal. A Vasconcelos también se le atribuye el patrocinio del Muralismo en México, un movimiento artístico que reflejaba los ideales sociales y políticos de la Revolución Mexicana.
José Vasconcelos murió en 1959, dejando una huella imborrable en nuestra nación. Lo que hemos visto aquí son tan solo algunos ejemplos del legado del Maestro de la Juventud de América; quien creyó fervientemente que la educación sería la clave para construir un país mejor.
Si quieres continuar tu viaje por el tiempo, no te pierdas: La otra historia de Porfirio Díaz, el rostro desconocido