No sé ustedes, queridos lectores, pero cuando pienso en nuestro país imagino un mundo lleno de vida, y lo digo en muchos sentidos: nuestra actitud jocosa, los colores de las fiestas patronales, la deliciosa comida oaxaqueña y, cómo no, esos diversos ecosistemas naturales que nos proporcionan tantos beneficios ambientales y que nos llenan de un inmenso orgullo. Por eso, en esta ocasión, les platicaré de algunos mares bonitos de México que, además de hospedar a muchas especies, nos regalan una belleza paisajística digna de las historias fantásticas más maravillosas.
Los mares bonitos de México: Baja California, el acuario del mundo
Si nos vamos al norte del país, a la península de Baja California, veremos a dos mundos antagónicos encontrarse: el desierto sonorense y el Mar de Cortés, un contraste visual que resalta el inhóspito lugar con cactus y el azul profundo del mar. En esta zona se calcula que habita el 35-40% de todas las especies de mamíferos marinos que hay en el mundo, ¡imagínate! Con razón, el oceanógrafo Jacques-Yves Cousteau, la bautizó como “el acuario del mundo”. Ingenioso, ¿no?
El Mar Bermejo, como también se lo conoce, es el cuerpo de agua más pequeño del planeta por el que pasa el mayor número de especies. A lo largo de sus olas, los lobos marinos se divierten nadando amigablemente, acompañados de más de mil 900 tipos de peces, y luego se tiran al sol, a descansar plácidamente. Estos animales inteligentes y juguetones viven en grandes grupos y son tan curiosos que siempre se asoman a recibirnos.
Por supuesto, no podemos olvidar mencionar los avistamientos que cada año tenemos de las ballenas grises y de las jorobadas, así como del arribo de la tortuga caguama o cabezona que, junto con el buceo, son las grandes atracciones del lugar. Por otro lado, el paisaje que nos brinda la flora también es cautivador y único, ya que de las 695 plantas marinas, 28 son endémicas, es decir, que sólo crecen ahí.
¿Eso es todo? Pues no, falta la cereza del pastel: toda esta zona, de alrededor de 244 islas e islotes, en 2005 fue declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la ONU. Ahora sabemos por qué impresionó tanto a nuestro querido Cousteau, y por qué es tan mencionada como un atractivo natural mundial.
Oaxaca, todo lo tiene Oaxaca: los mares bonitos de México
Ahora, si nos seguimos por el Pacífico, hacia el sur, llegamos al Pueblo Mágico de Mazunte, un lugar paradisíaco que se distingue por un fuerte compromiso por el cuidado del medio ambiente. En su playa Escobilla, por ejemplo, de julio a diciembre se presencia uno de los desoves más numerosos, el de la tortuga golfina, que año con año entierra miles de huevos en la arena. También es famosa por la gran cantidad de personas que participan en la liberación de las pequeñas crías que hacen su primer recorrido al mar, y que en 15 años regresarán a esta misma playa a desovar y reanudar este ciclo.
En la costa central del estado de Oaxaca, utilizada por las ballenas jorobadas y azules, así como por los tiburones ballena como corredor migratorio, podemos encontrar delfines manchados, una especie que vive en estas aguas y que está habituada al contacto humano, por lo que puedes tener la gran experiencia de verlos acercarse a saludar.
Pero también hay toninas, otro tipo de delfín, que se caracteriza por surfear sobre las olas cerca de la playa; podrás fotografiarlos o sacar tu tabla y aventurarte con ellos. ¿Cómo te quedó el ojo con eso?
En Huatulco, la sorpresa te espera desde la blanca arena de sus playas. Sus cristalinas aguas son hogar de delfines giradores o acróbatas de hocico largo, quienes reciben a los visitantes con grandes piruetas. Por supuesto, las mantarrayas no se quedan atrás, cuando saltan parecen aves que intentan remontar el vuelo.
¿Tú crees que, en otros lados, las algas más verdes son?
Los miles de ciudadanos marinos que nos visitan en invierno o los que viven en las aguas que nos rodean, nos sorprenden por sus diversos colores, tamaños o dinámicas; en esto somos dichosos porque, en México, hasta las algas costeñas tienen más vida que en otros lugares. A veces se nos olvida que las maravillas del mundo no se encuentran siempre en un museo y que los mejores acuarios nos esperan bajo el mar. Por lo que yo sugiero, curioso internauta, que -cuando se pueda- visitemos con respeto y calidez nuestros museos acuáticos naturales y nos maravillemos con la asombrosa vida bajo el mar.