Por Abigail Montealegre
La figura de Leona Vicario ha pasado a la historia por haber sido una mujer de armas tomar pues, durante la mayor parte de su vida, dejó en claro que su amor a la patria iba más allá del beneficio propio. Siempre procurando el bienestar de quienes la rodearon, nuestra Leona ganó un espacio en la memoria de México y en las páginas de los libros de Historia.
María de la Soledad Leona Camila Vicario de San Salvador (véase encabezado), nacida el 10 de abril de 1789 en la Ciudad de México, fue hija de Don Gaspar Vicario y Doña Camila Fernández de San Salvador (Camarena, 2009, pág. 233). Su niñez transcurrió tranquilamente y llena de lujos, pues la posición social de su padre y el caudal del cual disponían hicieron posible que a Leona no le faltara nada. Su educación comprendió diversos saberes, pues no solo se enfocó en las prácticas comunes de las mujeres de su época, las cuales eran educadas para ser buenas esposas y madres; sus padres “disciplinaron y robustecieron su voluntad para formarle un carácter, sin el cual no es fácil mantenerse siempre dentro de la senda de la virtud” (García, 1910, pág. 17).
Su educación le permitió cumplir con el canon de buena cristiana, pero también la liberó de la ignorancia. Sumamente religiosa, Leona también supo cultivar las bellas artes, las ciencias y la literatura (García, 1910, pág. 34). Cuando era niña, tuvo como maestro de dibujo y pintura al pintor Tirado y, al crecer, continuó con dicha práctica. De forma autodidacta, logró la realización de cuadros que adornaron su casa, en su mayoría pinturas de corte religioso. Según el libro Leona Vicario: heroína de la patria, le gustaba cantar y estudiar la historia patria, llegando a conocerla muy bien. Esto despertó en ella un sentimiento patrio que, años después, la llevaría a formar parte de la lucha por la independencia. Desarrolló un gusto por la lectura de corte político, llegando a adquirir un vasto conocimiento sobre el tema.
Su pasión lectora la llevó a sumergirse en obras literarias de autores alemanes, españoles, ingleses y franceses. En este sentido, Genaro García hace referencia particular a lecturas del monje benedictino español Benito Jerónimo Feijoo quien, “compadecido de los débiles y los postergados, escribió luminosas defensas en favor de las mujeres en general y de los criollos en América” (García, 1910, pág. 38). Sabiendo que estos y otros grupos eran considerados por España como seres inferiores, el autor describe a Leona Vicario como una mujer consciente de su propio valor y como defensora de sus compatriotas.
A sus diecisiete años, Leona quedó huérfana y su tío materno, Don Agustín Pomposo, quedó a su cargo. El cariño de Don Agustín a su sobrina hizo que cuidara de ella y procurara su bienestar a toda costa; se encargó de administrar el gran caudal heredado de sus padres para que pudiera usarlo responsablemente y no le faltara nada (Castillo, 2010, pág. 153). En definitiva, su tío Agustín jugó un papel muy importante en la vida de Vicario; sin embargo, no fue la única figura masculina relevante para ella. Octaviano Obregón fue uno de los hombres que tocó el corazón de Leona, pero no logró contraer matrimonio con ella a pesar de haber llegado a firmar unas capitulaciones matrimoniales poco antes de quedar huérfana.
Andrés Quintana Roo fue el hombre que logró poseer, plenamente, el corazón de Leona Vicario y contraer matrimonio con ella en 1813, debido al gran amor a la patria profesado por ambos y que juntos, a su manera, lucharon para lograr la independencia de México. Quintana Roo se unió a las filas insurgentes lideradas por José María Morelos y Pavón en el estado de Oaxaca. Allí, desde julio de 1812, comenzó a redactar el Semanario Patriótico Americano, publicación inspirada en el patriotismo radical y en la cual también colaboró Leona (García, 1910, pág. 60).
Leona Vicario es considerada la primera periodista de México. Además de colaborar en el Semanario Patriótico Americano, plasmó sus ideas y, como corresponsal de guerra, dio noticia de lo que ocurría en la lucha armada en El Ilustrador Americano y El Ilustrador Nacional. También publicó en el Federalista Mexicano (CONAPE, 2013). Su muy activa participación en dichas publicaciones, así como el apoyo dado al movimiento, le hizo merecedora del cariño y el respeto de los insurgentes.
La insurgente Leona
Como ya se ha mencionado, Leona Vicario fue una mujer con grandes inquietudes y con un gran sentido de pertenencia y amor hacia su patria. Desde que el movimiento independentista se levantó en armas en 1808, Vicario defendió a los criollos y oprimidos, criticando y catalogando como opresores a los españoles y otros extranjeros (García, 1910, pág. 51). Tras aquel levantamiento armado, los criollos comenzaron a conspirar en todas partes, hasta que el 16 de septiembre de 1810 el Cura de Dolores, Miguel Hidalgo y Costilla, dio un grito de insurrección, llamando al pueblo a luchar contra el mal gobierno.
Iniciada la lucha armada, Leona solía recibir en su casa a personas partidarias del movimiento insurgente. Desde los primeros días del levantamiento, intentó tener contacto con Miguel Hidalgo e Ignacio Allende, sin conseguirlo. Sin embargo, fue la primera persona en la Ciudad de México en mantener correspondencia con la Junta de Zitácuaro (García, 1910, pág. 65). Su comunicación con los líderes revolucionarios tenía dos objetivos principales. Por un lado, los alentaba para que no desistieran de su lucha, pues la carga moral que la iglesia ejercía sobre los insurrectos, así como el temor a la excomunión, provocaba la baja de miembros insurgentes. Ante dichos actos realizados por la iglesia católica, Leona Vicario se dio a la tarea de animar el espíritu de quienes luchaban por su patria, sin temer a las represalias de las cuales pudieran ser víctimas, vinieran desde el lado religioso o del civil (Castillo, 2010, pág. 156).
Por otro lado -aún más importante que el objetivo anterior- era mantener a las tropas al tanto de posibles emboscadas de los realistas. Gracias a estas cartas, Leona logró evitar muchos golpes a las tropas insurgentes (García, 1910, pág. 66). Para poder mantener seguro el intercambio de información, Leona logró establecer diversas líneas de correo; en sus cartas, procuraba usar palabras clave para garantizar la seguridad de sus mensajeros en caso de ser aprehendidos. Incluso, ella consideraba que el servicio prestado por los mensajeros merecía recompensa y reconocimiento.
La lucha insurgente comenzó con escasez de elementos militares, armas y personas, así como de recursos económicos que permitieran el buen desarrollo del movimiento; quienes habían decidido unirse a la guerra lo hacían con los pocos recursos de que disponían. Si de su organización militar hablamos, no era del todo profesional; se puede decir que el ejército realista superaba a los insurgentes en recursos, armas y preparación. Ante tales desigualdades, Leona Vicario decidió destinar su fortuna para abastecer a las tropas con armamento y asegurar el buen fin de la lucha (Sosa, 1884, pág. 1070-1071).
Debido a las reuniones que tenía con miembros conspiradores, su correspondencia con cabecillas militares insurgentes, y el destino que le daba a sus recursos, Leona se encontraba en constante riesgo de ser descubierta por su tío Agustín Pomposo, quien se jactaba de ser un realista ejemplar y que ni la sangre lo detendría para entregar a su sobrina. En febrero de 1813, tras ser detenido su mensajero insurgente Mariano Salazar, y haber sido descubiertas las cartas que Leona enviaba a los insurgentes, su detención era inminente. Advertida de tales acontecimientos, Leona resolvió huir al sur.
En los primeros días de marzo de 1813, tras la ausencia de Leona, su tío Agustín la buscó y la encontró enviando emisarios para dar con su paradero. Una vez localizada, Don Agustín hizo lo necesario para garantizar la vida y libertad de Leona a través de un indulto otorgado por el Virrey. Una vez garantizado esto, mandó a que la llevaran de nuevo a la Ciudad de México (Castillo, 2010, pág. 158). Leona se rehusaba a regresar a México y mucho menos con un indulto, pues lo consideraba una ofensa a su lucha y a quienes habían confiado en ella. Sin embargo, lograron convencerla y el 11 de marzo de 1813 estaba de vuelta en casa. Poco tiempo pasó en su hogar ya que, para el 13 del mismo mes, Agustín Pomposo la llevó al Colegio de Belén y la dejó ahí en calidad de reclusa forzada.
Una vez presa, comenzaron las diligencias en contra de Leona Vicario. Se giró una orden para incautar algunos de sus bienes, ropa, monedas, cartas, entre otros objetos que evidenciaran su relación con los insurgentes. Nada fue encontrado en los aposentos de Leona, así que las autoridades virreinales tuvieron que conformarse con las cartas confiscadas a su mensajero. En dicha correspondencia, Leona hacia uso de distintos alias para proteger la identidad de los insurgentes, muchos de ellos sacados de los libros que leía: Telémaco, Nemoroso, Bastida, Bárbara Guadalupe, entre otros; por lo cual las autoridades intentaron hacer que revelara los nombres verdaderos. Ante tales cuestionamientos, Vicario siempre se rehusó a revelar los nombres reales, excepto los de su primo Manuelito Fernández y su amado Quintana Roo. Estos nombres fueron revelados única y exclusivamente porque se encontraban entre los insurgentes y no corrían mayor riesgo que el de enfrentarse en el campo de batalla, lo que no era el caso de los demás (García, 1910, pág. 103).
En abril de 1813, Leona Vicario fue liberada del Colegio de Belén por un grupo de hombres insurgentes. Tras su huida, tuvo que permanecer varios días en la ciudad, pues en cuanto se dio noticia de su fuga, se tomaron medidas necesarias para que no pudiera llegar muy lejos y fuera recapturada. Pasado el tiempo y disminuida la seguridad en la capital, Leona pudo salir rumbo al sur hasta llegar a Oaxaca, donde pronto su prometido Quintana Roo y otros hombres cercanos a ella se apresuraron a auxiliarla.
Muchas fueron las peripecias que Leona Vicario tuvo que pasar desde su huida del Colegio de Belén, todas ellas acompañada de sus hermanos, los insurgentes. Para 1818, tras ser apresada, su esposo Quintana Roo hizo lo posible por conseguir un indulto y evitar que fuera fusilada. Éste fue concedido el 27 de marzo y no solo era para Leona, sino también para Andrés, con la condición de que se exiliaran a España. Sin recursos suficientes para viajar a la península, Leona y Andrés permanecieron en México y se les permitió volver a la ciudad (Castillo, 2010, pág. 172).
Finalmente, Leona Vicario murió el 21 de agosto de 1842, en su casa sobre la 3a calle de Santo Domingo. Sus restos fueron trasladados al templo de Santo Domingo y su funeral fue presidido por el General Antonio López de Santa Anna (García, 1910, pág. 144). Actualmente, sus restos descansan en el Ángel de la Independencia, junto a los de su esposo y otras personalidades de la independencia mexicana.
Leona Vicario hoy
El 30 de diciembre de 2019, por decreto presidencial publicado en el Diario Oficial de la Federación, se declaró el año 2020 como el año de Leona Vicario; en el documento se instruye a las dependencias federales a inscribir en toda documentación oficial la frase “2020, Año de Leona Vicario, Benemérita Madre de la Patria” y se invita a los gobiernos locales a hacer lo mismo.
30_12_2019 #DECRETO por el que se declara al 2020 como "Año de Leona Vicario, Benemérita Madre de la Patria".https://t.co/r04fGg59Le pic.twitter.com/D6CnUZdaNS
— Diario Oficial DOF (@DOF_SEGOB) December 30, 2019
El Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) no tardó en lanzar un comunicado celebrando el nombramiento. Para dicha instancia, la declaratoria hecha por el Gobierno Federal es un gran acierto pues, con ello, reivindican la figura histórica de una mujer, confiriéndole rasgos como la sabiduría, la determinación, el liderazgo, la compasión, entre otros; y catalogándola como un “espíritu rebelde y libre”.
Tras un año que finalizó con una serie de protestas feministas exigiendo justicia y libertad para todas las mujeres, dejando ver la crisis de derechos y garantías para las mujeres e impunidad por la cual atraviesa México, el Gobierno tomó tal decisión. Ante esto, el Instituto de las Mujeres declaró que:
La figura y legado de esta heroína de la Patria nos recuerda que las mujeres son centrales para lograr la transformación que se ha propuesto la presente administración, por lo que para este Gobierno resulta imprescindible acortar las brechas de desigualdad y potenciar la participación de las mujeres en el desarrollo de México (Inmujeres, 2019).
Lo anterior permite plantearnos una serie de interrogantes, pues ha quedado claro que el gobierno está generando un discurso promoviendo igualdad y visibilidad de la mujer de su papel dentro de la sociedad. Ante esto, habría que analizar cuáles son las políticas que implementa el Gobierno para combatir los problemas a los cuales nos enfrentamos las mujeres cada día, dentro y fuera de casa, en la escuela, en el trabajo, en la calle, en cualquier espacio.
Respecto a las actividades que se llevarán a cabo en la Ciudad de México con motivo de la conmemoración del Año de Leona Vicario, puedes consultar la cartelera en: https://www.cultura.cdmx.gob.mx/storage/app/media/leona_V.pdf
2020, Año de Leona Vicario, Benemérita Madre de la Patria.
Bibliografía
Camarena, M. (27 de Julio de 2009). Cámara de Diputados. 20 de enero de 2020. Obtenido de http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/muro/pdf/vicario_perfil.pdf
Castillo, A. F. (2010). Leona Vicario: mujer, fuerza y compromiso. 20 de enero de 2020. Obtenido de https://drive.google.com/drive/u/0/folders/19J3TJhNL-P0wS32mhX7XFRTyP6QXwZzH
CONAPE. (14 de junio de 2013). Leona Vicario, primera periodista de México. 20 de enero de 2020. Obtenido de Compañeros Internacionales de Periodistas y Escritores: https://www.conape.org/leona-vicario-primera-periodista-de-mexico/
García, G. G. (1910). Leona Vicario: Heroína insurgente. Ciudad de México: Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología.
Inmujeres. (30 de diciembre de 2019). El Inmujeres celebra la declaración del 2020 como «Año de Leona Vicario, Benémerita Madre de la Patria». 20 de enero de 2020. Obtenido de Gobierno de México: https://www.gob.mx/inmujeres/prensa/el-inmujeres-celebra-la-declaracion-del-2020-como-ano-de-leona-vicario-benemerita-madre-de-la-patria
Sosa, F. (1884). «Vicario Leona». En F. Sosa, Biografías de Mexicanos Distinguidos (pág. 1115). México: Oficina Tipográfica de la Secretaría de Fomento.
Janely Abigail Montealegre Paz es historiadora por la Universidad Nacional Autónoma de México (FES-Acatlán), pre especializada en arte y cultura mexicana. Ha participado en coloquios nacionales. Interprete de Museos e Instituciones Culturales, certificada por la RED Conocer, actualmente docente de ciberescuela en el programa PILARES, colaboradora de Fundación Guendabi’chi’ A.C. Contacto: janely.montealegre@gmail.com