Las riquezas de estos elementos se encuentran en sus modificaciones a través de los siglos.
Ya se acerca la Navidad y con ella los adornos típicos de esta época: los nacimientos, los arbolitos, el muérdago y Santa Claus (en el hemisferio norte) con su peculiar ropa abrigadora. Definitivamente sin estos íconos las fiestas decembrinas serían diferentes a como hoy las conocemos, pero ¿Sabes cuál es el origen de cada uno? En esta entrega traemos para ti la historia de algunos elementos navideños, así que ¡Quédate! Porque te vas a sorprender con esta información.
1. El nacimiento, una tradición medieval
Esta típica representación se atribuye a San Francisco de Asís; quien, a principios del s. XIII, colocó una representación viviente, aludiendo al nacimiento de Jesús de Nazareth. Esta se encontraba formada por «el misterio», es decir, Jesús, María y José en un establo. Su principal misión era catequética, como un medio para que la gente pudiera imaginar el nacimiento del Hijo de Dios. Con el paso del tiempo se convirtió en una tradición, y las personas se sustituyeron por figuras elaboradas de distintos materiales, como madera o yeso, tal y como las conocemos hoy en día.
Aunque en México cada vez es menos frecuente encontrar nacimientos en espacios públicos, las iglesias y algunos hogares siguen conservando esta tradición; la cual se ha inculturado, añadiendo escenas típicas de nuestro país, como una señora echando tortillas al comal o un señor vendiendo ollas de barro.
2. El Árbol de Navidad, el más típico de los elementos navideños
De forma contraria, el Árbol de Navidad es uno de los elementos navideños más comunes; y tiene su origen en la mitología nórdica. A partir del s. VIII, para celebrar el nacimiento del dios de la fertilidad, Frey, se acostumbraba a poner un fresno o pino; el cual se creía que conectaba el cielo con la tierra. Después, durante los periodos de evangelización católica, se retomó esta práctica, ya que el nacimiento de Frey sucedía durante el solsticio de invierno, fecha cercana al nacimiento de Jesús de Nazareth, y se adornó con velas y manzanas, que durante el siglo XX se convirtieron en luces de colores y esferas de diferentes materiales.
3. Santa Claus, la publicidad dentro de los elementos navideños
Santa Claus es quizá el más comercial entre los elementos navideños, pues su imagen se encuentra asociada a los regalos y a esa marca de refresco de cola que inevitablemente recordamos con los colores de su vestimenta; pues te sorprendería saber que esto no es una casualidad. Primero, remontémonos al s. IV, en el que vivió San Nicolás de Bari, un obispo que dedicó gran parte de su vida al cuidado de los niños. De ahí nació la tradición de llevar regalos a los más pequeños celebrando la memoria de San Nicolás, como aún se realiza en Alemania y algunos países del norte de Europa, el 6 de diciembre.
La figura de San Nicolás llegó a Estados Unidos por medio de la colonización, y cambió su nombre gracias a la adaptación del nerlandeés al inglés, Sinterklaas a Santa Claus. Durante el s. XIX el caricaturista Thomas Nast le añadió elementos y colores típicos de los obispos, pero un poco modificados; y por fin en el s. XX Haddon Sundblom realizó las ilustraciones para Coca-Cola, cuyos colores coincidían con los del personaje. De ahí nació la leyenda urbana de que Coca-Cola inventó a Santa Claus, pero en realidad se trató de una excelente campaña publicitaria que aprovechó las capacidades de relación que tiene el cerebro humano.
4. El muérdago de Navidad, de Europa para el mundo
Quizá en México el muérdago navideño no sea tan popular, pero esta tradición tiene su origen en los países escandinavos, especialmente dentro de la cultura celta. Esta planta era sagrada para los druidas (clase sacerdotal), ya que se le atribuían propiedades místicas, curativas y pacificadoras. Por esto último, bajo un ramo de muérdago se podían celebrar matrimonios y pactar acuerdos de paz. Fue hasta el s. XVIII que se le dio un sentido romántico y que se ha mantenido hasta la actualidad, por ello cada pareja que se sitúe bajo de un muérdago deberá besarse, asegurando así una relación apasionada y exitosa.
Ahora que ya conoces el origen de estos elementos navideños no dudes en hacerlos parte de tu tradición, pues su riqueza radica en las modificaciones a través del tiempo y que hacen que hoy podamos considerarlos como nuestros.
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