El colorante natural mexicano está en códices, pero también en pinturas de Van Gogh
La grana cochinilla es una plaga domesticada del nopal que llegó a ser muy valiosa y a comerciarse en tercer lugar de importancia durante la época colonial, después del oro y la plata. Su uso como colorante en textiles, escritura, murales, arquitectura y hasta códices ha dejado marca de su relevancia en México y el mundo, aunque ahora ya no seamos el principal productor de ella.
Los mixtecos ya tenían desarrollado su cultivo y este pigmento rojo intenso fue muy apreciado por los españoles gracias a su durabilidad. Así, llegó hasta las pinturas de Vincent van Gogh, a las casacas rojas de los uniformes de los ingleses y las vestimentas de la nobleza.
Conoce un poco de lo que se hace con la grana cochinilla en Teotlitlán del Valle y sus tapetes.
¿Qué es la grana cochinilla?
Llamada nocheztli por los aztecas y ndukun por los mixtecos, la “sangre de tuna” o “insecto sangre”, respectivamente, proviene de la cochinilla fina, cuyo nombre científico es Dactylopius coccus. Este parásito del nopal se cultivaba desde antes de la Conquista, en lo que hoy es Oaxaca, y hay registro de esto desde los toltecas, cerca del siglo X.
La grana cochinilla es el nombre del colorante natural que se obtiene de ácido carmínico que la cochinilla fina produce como mecanismo de defensa contra sus depredadores. Este tipo de cochinilla se cultiva en ciclos de 80 a 90 días y a comparación de la especie silvestre, que sólo tiene 10 por ciento, la cochinilla fina o grana fina posee 25 por ciento de su peso en ácido carmínico.
Cada sexo tiene su propio desarrollo y mientras que los machos, que nacen de ninfas que realizan metamorfosis completas, mueren después de copular, las ninfas de las hembras adultas se quedan fijas en un lado de la penca del nopal, donde succionan los jugos de la planta, se desarrollan, realizan una metamorfosis incompleta y una vez maduras, ponen huevos y mueren.
¿Cuál es el proceso que se sigue para llegar al pigmento?
La producción de grana se logra a partir de un cultivo que requiere de mucho cuidado, pues son las hembras adultas y preñadas las que se cosechan, se secan (al sol) y son la materia prima para extraer el colorante; esto implica limpiar, seleccionar y recolectar a mano a los insectos penca por penca. Cada nopal infestado dará como resultado alrededor de 2 kilos de cochinilla fina.
Del polvo que se obtiene una vez molidas, se pueden crear mezclas con limón, por ejemplo, y sacar hasta ochenta rojos diferentes. Aunque la grana cochinilla es originaria de México, de acuerdo con la revista Ciencia, de la Academia Mexicana de Ciencias, desde 2005 los productores principales son España, Chile y Perú. En nuestro país se cultiva sólo en Oaxaca, Morelos y Jalisco, con fines artesanales, principalmente.
El uso de este colorante natural va desde la cosmética, los alimentos o la industria farmacéutica, hasta los tradicionales textiles oaxaqueños, cuyas fibras se tiñen con procesos artesanales y la grana cochinilla es uno de los principales pigmentos.
En Oaxaca existe un museo exclusivamente dedicado a la historia, el cultivo y el proceso de este insecto llamado Nocheztlicalli-Museo Ecológico de Grana Cochinilla y Nopal, creado por Catalina Yolanda López, quien aprendió cómo obtener el pigmento de sus abuelos mixtecos.
Está comprobado que la grana cochinilla es originaria no sólo de México, sino del estado de Oaxaca, así que este colorante natural es un orgullo más del estado y no te puedes perder su museo y los textiles de lana que se tiñen con él la próxima vez que visites la Tierra del Sol.
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