Por Amalinalli Armendariz
Día Internacional de la Tolerancia
1995 fue el Año de las Naciones Unidas para la Tolerancia, que buscaba promover el respeto a todas las culturas, justicia e igualdad para la aplicación de los derechos humanos. La idea era lograr una cooperación que busca solucionar problemas sociales, culturales o económicos que se derivaran de la intolerancia y que, contrariamente a lo esperado, van en aumento significativamente. Además, se implementó el Premio UNESCO-Madanjeet Singh de Fomento de la Tolerancia y la no Violencia, mismo que ahora se otorga cada dos años a “instituciones, organizaciones o personas que hayan contribuido de manera particularmente meritoria y eficaz a la tolerancia y la no violencia”. (https://www.un.org/es/observances/tolerance-day)
Como derivación de dicho año, en 1996 la ONU extendió la invitación a todas las naciones a celebrar anualmente el Día Internacional para la Tolerancia cada 16 de noviembre, ya que “es más importante que nunca en una era en la que el extremismo y el radicalismo violentos van en aumento y los conflictos se caracterizan por un menosprecio fundamental de la vida humana”. (https://www.un.org/es/observances/tolerance-day) Lamentablemente esta afirmación de hace 24 años sigue siendo vigente en nuestros días, de modo que la búsqueda de la tolerancia parece cada año más urgente y necesaria.
¿Qué es la Tolerancia?
Pues bien, la RAE lo define como el “respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias”. (https://dle.rae.es/tolerancia) Es decir, lo que nos permite convivir y conocer a otros individuos que han crecido en contextos diferentes a los nuestros, y no sólo eso, sino comprenderlos y hasta formar lazos que no se definan por la similitud narcisista con nosotros mismos.
Por otra parte, “la Declaración describe la tolerancia no sólo como un deber moral, sino como un requerimiento político y legal para los individuos, los grupos y los estados”. (https://www.un.org/es/observances/tolerance-day) Es importante observar nuestra postura ante lo otro, ante lo que es diferente a nosotros e idealmente comprender que las ideologías, formas de vivir, ser y pensar, son precisamente las que proporcionan la diversidad y la riqueza cultural que tenemos en el planeta Tierra. Sin embargo, “la injusticia, la violencia, la discriminación y la marginalización son formas comunes de intolerancia”. (https://www.un.org/es/observances/tolerance-day)
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Acciones para la Tolerancia
Un primer paso es practicar el respeto, abrirse a escuchar y aprender de los otros, ya que ninguna persona tiene la verdad absoluta sobre las cosas y no existe una única manera correcta de vivir, pensar o ser.
“La intolerancia nace a menudo de la ignorancia y del miedo a lo desconocido y de un sentido exagerado del valor de lo propio. Por eso, es necesario educar sobre el tema y enseñar la tolerancia y los derechos humanos a los niños”.
(https://www.gob.mx/inafed/articulos/16-de-noviembre-dia-internacional-para-la-tolerancia)
A pesar de que se hace hincapié en enseñar la tolerancia a los niños porque son ellos los que formarán a la sociedad del mañana, también es importante hablar del tema con las personas adultas, porque son éstas las que forman la sociedad actual y las que están educando a los niños.
Conformar una sociedad tolerante no es una tarea sencilla que se pueda hacer en un año o diez, pero si cada uno de los integrantes de ésta tenemos una participación activa, inclusiva y con mentalidad abierta, es más probable que nos acerquemos a nuestro objetivo: la garantía de que ser una persona sea razón suficiente para vivir una vida digna y justa. Naturalmente también existen otros factores a considerar, pero la tolerancia es un buen inicio.
Por último, nos queda una pregunta importante: ¿cuáles son los límites de la tolerancia? Sin duda es una pregunta con una respuesta que no puedo abarcar en este espacio pues sería necesario delimitar “lo bueno”, “lo malo” y otras variables éticas. Sin embargo, hasta ahora hemos visto que el respeto a lo otro es fundamental, pero tampoco podemos permitir actos violentos ni contrarios a los derechos humanos, porque tolerar no conlleva a callar y ser cómplice de actos reprochables.
Imagen de portada: Banco de imágenes ShutterStock